Mirada al País:Imágenes del terremotonacán

Por Eduardo Lalo/Especial para CLARIDAD

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En estos días la foto ha circulado ampliamente. Un grupo de hombres y mujeres caminan. Hacia el centro está la gobernadora, en un extremo camina el presidente del Senado, un poco rezagada va la comisionada residente. Acompañan a un senador estadounidense que han traído para que vea las casas derrumbadas, las grietas en los puentes, las carreteras quebradas. Todos van vestidos de azul, igual que en las campañas de su partido.

La foto solamente muestra al grupo de políticos que en ese momento no hacían nada más que andar. Apenas existe un marco de referencia, al punto que llegué a pensar que estaban visitando la central eléctrica de Costa Sur, debido a la total ausencia de otras personas. Estarían en una zona, me dije, cuya seguridad estaba comprometida y por ello había sido vedada al público. Sin embargo, no llevaban capacetes y encima de las cabezas de los políticos se veían la segunda planta de una casa y un par de techos. La alta cúpula del gobierno y el senador estadounidense transitaban por Guánica, Yauco o Peñuelas y el fotógrafo oficial hizo que pareciera moverse en una cápsula. Solamente se ve a los supuestos protagonistas del drama. En esta imagen no hay extras ni gente común y corriente ni damnificados. Estamos en presencia del afiche de una aventura y los políticos se representan como los superhéroes de una película. En ella queda claro quiénes cuentan.

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Otra foto también ha circulado en estos días. Es un primer plano de una bolsa transparente, con suministros para las víctimas de los terremotos, que probablemente fueron donados por ciudadanos generosos en algún centro de acopio municipal. Dentro de la bolsa una suerte de etiqueta grande ha sido emplazada para que pueda leerse desde el exterior. La etiqueta a color es obra de un diseñador gráfico y ha sido producida en una imprenta o, en su defecto, en una impresora con capacidad para producir cientos o miles de copias. Arriba se lee “Unidos por El Sur” y a un costado tiene la bandera puertorriqueña. Las palabras “El Sur” están escritas en el mismo azul de las camisas de los políticos. En la parte inferior dice “Comisionada Residente Jenniffer González” y “Ciudad de Bayamón”. Dentro de la bolsa se pueden identificar un par de jabones y lo que parece un rollo de papel de inodoro o toalla. El detalle resulta curioso y me pregunto si constituía una provocación al hacer referencia al lanzamiento presidencial (e imperial) de rollos de papel toalla, hecho hace un poco más de dos años, por el jefe supremo tan admirado y defendido de la comisionada.

Viejos cómplices, la comisionada y el alcalde de Bayamón, actuaron con celeridad. Las etiquetas de propaganda estuvieron listas; sus empleados habrán dado la “milla extra” para que los nombres de sus padrinos se asocien en la catástrofe con “productos de primera necesidad”.

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En algún momento de esta semana de temblores pensé que, que de no haberse dado los acontecimientos del verano del 19, Ricardo Rosselló hubiera tenido huracanes en el primer año de su cuatrienio y terremotos en el último. La simple contemplación de esta posibilidad hiela la sangre. Inmerso como todo el país en la incertidumbre de una tierra que tiembla, recordaba los días y semanas luego del huracán María. Hubo entonces personas (el gobernador y muchos otros miembros de su gobierno) que fueron capaces, en esas circunstancias de necesidad, enfermedad y muerte, de reunirse para idear cursos de acción que redundarían en grandes y rápidos beneficios para sus protegidos y campañas de medios que asegurarían su éxito en las próximas elecciones. Mientras miles morían, esos seres miembros de ese partido político, fueron capaces de eso y probablemente de mucho más.

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Estas fotografías retratan la barbarie: todo y todos estamos en venta. Los azules son los únicos que caminan por las calles. Los demás hemos sido borrados.

Los azules caminan por las calles destruidas por el terremoto y se preguntan ¿cómo beneficiarse de lo que finalmente se haga? En el futuro, si se reconstruyen las casas, habrá un letrero frente a ellas. El mismo artista gráfico lo diseñará y volverá a decir “Unidos por El Sur”. Será azul y azul será la camisa de la gobernadora o la comisionada, el alcalde o el legislador, que allí estará y azul también será el fotógrafo.

No ha cambiado nada. Contrario a las apariencias y nuestras sensaciones de los últimos días, para este gobierno un huracán es lo mismo que un terremoto. Los dos sirven para lo mismo. Un tumbe es un tumbe y una catástrofe es muchos. En este momento como en cualquier otro se trata de coger de pendejo hasta los nuestros. 

Esta semana estrené gafas y solo vi imágenes de terremotonacán.

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