Mirada al País:La leyenda de la verdad y la mentira

 

Por Félix Aponte Ortiz/Especial para CLARIDAD

Tata, tenemos que hablar.- Dios” Así leía el mensaje proyectado a mediados de junio de 2019 en una pizarra electrónica ubicada cerca Plaza Las Américas. Desconozco quién o quienes auspiciaban este mensaje, pero se interpretaba que iba dirigido a la entonces representante María Milagros (Tata) Charbonier Laureano en medio de la polémica pública de los proyectos de ley que entonces promovía bajo el concepto de “libertad religiosa y terapias de conversión”. La polémica, relacionada a ese controversial asunto, me vino a la mente el pasado lunes 17 de agosto cuando la señora Charbonier fue arrestada por agentes de la policía federal en Puerto Rico (FBI) e imputada por fiscales federales de 13 cargos por supuesto robo, fraude, soborno y obstrucción a la justicia. Se le imputa a la acusada haber recibido sobre $100 mil en comisiones ilegales en un esquema fraudulento que comenzó a partir de septiembre de 2017, es decir, cuando nos impactaron los huracanes Irma y María. Se alega que esta señora infló en varias ocasiones el salario de una asistente a cambio de recibir quincenalmente cantidades de dinero que variaban entre $800 y $1,500. La contundencia de hechos que se incluye en el pliego acusatorio sugiere una alta probabilidad de la culpabilidad de esta exrepresentante, que insistía en distinguirse públicamente como una persona religiosa-practicante con altos principios éticos y morales. La gravedad de la inmoralidad que se le atribuye a este personaje no sólo radica en la apropiación de fondos públicos, predeciblemente mediante extorción a su empleada, si no que también utilizó junto a su esposo, también imputado de los mismos delitos, el hijo de ambos como ‘mula’ para recoger el dinero y depositarlo en las cuentas bancarias de sus padres. El caso Charbonier tipifica el nivel de degradación en que está sumida una parte significativa del liderato político que administra y maneja el interés público de nuestro Pueblo. La operación y funcionamiento de estos individuos no se limita a sus circunstancias personales, sino que también refleja la descomposición moral de las estructuras e instituciones partidistas en las que funcionan.

Habrá que esperar lo que eventualmente decida el tribunal sobre las imputaciones de comisión de delito que se le atribuyen a la señora Charbonier, pero en lo personal, siempre he entendido que esta persona no merecía el apoyo político para ejercer una función tan delicada como legisladora. A pocas horas de haber ocurrido el allanamiento que le hizo el FBI a su residencia el miércoles 15 de julio, realizó una conferencia de prensa que fue cubierta por casi todos los medios de comunicación comercial diciendo que “me dijeron que no era tarjeta (sic) de investigación ni objeto de investigación porque yo se lo pregunté claramente (al agente)”. Evidentemente estaba mintiéndole al País. Pero tan serio como este asunto legal, está el aspecto moral de la gestión que realizó para conseguir la aprobación, “a viva voz”, del Proyecto del la Cámara 2069 dirigida a establecer las ‘Guías para la Protección de la Libertad Religiosa”.En la discusión de ese Proyecto está inmerso el concepto de la “Terapia de Conversión” o también conocida como “Terapias Reparativas”. Esas mal llamadas “terapias reparativas o de conversión” constituyen una práctica ilegal que llevan a cabo algunos sicólogos religiosos e individuos que se identifican como consejeros espirituales, que intervienen con menores de edad aplicando terapias para suprimir su preferencia homosexual.

Esas “terapias de conversión” se basan en la idea de que la homosexualidad es un trastorno mental que puede tratarse o curarse mediante intervenciones sicológicas de modificación de conducta, rituales religiosos que incluyen prácticas de oración y, en algunos casos, prácticas de exorcismo (como si las personas estuvieran poseídas por ente demoníaco) y se ha alegado que se practican terapias electro-convulsivas. Las personas objeto de estas prácticas aberrantes son generalmente niños y adolescentes, en general, menores de 18 años. Las terapias de conversión están proscritas en más de 15 jurisdicciones estatales de los EE.UU. y en múltiples países del mundo. Según la Asociación Americana de Sicólogos, esta práctica está desacreditada profesionalmente por su dudosa efectividad y por el comprobado daño grave y potencial que tiene sobre la salud mental de las personas expuestas a dichos procedimientos. Existe amplia documentación sobre la alta incidencia de depresión mental y, en algunos casos, de suicidio, especialmente de jóvenes adolescente que han sido sometidos a estas, mal llamadas, terapias de conversión, práctica que se realiza en muchos espacios geográficos de Puerto Rico. Y esto lo sabe la señora Charbonier y los legisladores y religiosos que promueven la legalización de esta práctica aberrante.

La idea errónea de que la homosexualidad responde a un problema disfuncional de la salud mental y emocional de los seres humanos tiene un componente muy fuerte de homofobia. Y esa homofobia se hace operacional con mentalidades fascistas como las que en tiempos modernos observamos en Puerto Rico y en múltiples lugares del Mundo. En la literatura se ha documentado las prácticas que realizaban los nazis de Alemania contra los homosexuales arios. Aunque reconocían en estos alemanes los valores y atributos de la llamada raza aria, no había tolerancia para éstos en el aparato político y militar en la ideología nazi. Los individuos identificados como homosexuales, particularmente los hombres, eran referidos a unos centros de tratamiento donde eran objeto de prácticas clínicas que incluían, pero no se limitaban a terapias de inyección hormonal y la castración. Miles de jóvenes alemanes terminaron en campos de concentración al no responder como se deseaba a las “terapias de conversión”, especialmente las que practicaba el médico nazi Carl Værnet en el campo de concentración Buchenwald. Værnet fue juzgado como criminal de guerra por sus actuaciones genocidas y homofóbicas.

Reflexionando sobre las actuaciones que se le atribuyen a Charbonier y a otros, que consiguen apoyo político o que se insertan en las estructuras de poder, tanto económico como social, manejando mentiras y falsedades y distorsionándolas como si fueran verdades, me hizo recordar una conocida fábula a la que llaman “La Leyenda de La Verdady La Mentira” que dice lo siguiente: “Cuenta la leyenda que un día la verdad y la mentirase cruzaron. Buenos días, dijo la mentira. Buenos días contestó la verdad. Hermoso día dijo la mentira. Entonces la verdadse asomó para ver si era cierto. Lo era. Hermoso día, dijo entonces la verdad. Aún más hermoso está el lago, dijo la mentira. La verdadmiró hacia el lago y vio que la mentiradecía la verdad y asintió. Corrió la mentirahacia el agua y dijo: el agua está aún más hermosa, nademos. La verdadtocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y confió en la mentira. Ambas se quitaron la ropa y nadaron. Un rato después salió la mentira, se vistió con las ropas de la verdady se fue. La verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la mentiracomenzó a caminar sin ropa y todos se horrorizaban al verla. Es así como aún hoy en día la gente prefiere aceptar la mentira disfrazada de verdady nola verdad desnuda”.

Esta fábula es, supuestamente, de autor desconocido, aunque se le adjudica al famoso pintor francés Jean-Léon Gerôme que en 1896 presentó públicamente el cuadro “La Verdad Saliendo del Pozo”, que sugiere está inspirado en esa leyenda. Pero lo importante es, en estos tiempos presentes, el poder desarrollar la sensibilidad y capacidad política y profesional para discernir entre quiénes nos mienten y quiénes nos dicen la verdad ante las complejas circunstancias que tenemos que afrontar como Pueblo en los próximos meses. Tenemos que ser bien cautelosos ante los proceso decisionales de la agenda pública, que incluye pero no se limita a lo siguiente: la promoción electoral partidista, la gestiones gubernamentales caóticas e ineficientes ante la pandemia del Covid-19, el descalabro del sistema económico y fiscal, los impactos de los terremotos en el suroeste, las calamidades no superadas de viviendas e infraestructura relacionados a los impactos de los huracanes Irma y María y ante las intervenciones coloniales de la Junta de Control Fiscal y de otras entidades del gobierno federal en Puerto Rico.

Estos tiempos requieren un esfuerzo mayor de todos los actores sociales y del Pueblo en general para buscar y acoger la “la verdad desnuda” y poder rechazar “la mentira disfrazada”.  Si validamos “la mentira disfrazada” y rechazamos “la verdad desnuda” con nuestras actuaciones, o con la inacción, corremos el riesgo de perpetuar el pillaje, la corrupción, la ineficiencia y torpeza gubernamental, la injusticia social y económica, la pobreza material. En síntesis, el coloniaje desnaturalizante y explotador que nos abruma. Sólo así podremos definir un derrotero de esperanza para nuestro porvenir de nuestros hijos y nietos.

 

 

 

Preparado por:

Félix I. Aponte Ortiz

30 de agosto de 2020.

 

Artículo anteriorSiguen en  peligro las elecciones el tres de noviembre
Artículo siguiente26 de agosto: de Kaepernick a la huelga de la NBA