Mirada Cooperativista: Usted tiene la palabra

Conozco y pertenezco al movimiento cooperativo desde mis años universitarios a mediados de los setenta. Durante estas cuatro décadas he participado en muchas asambleas de las tres cooperativas a las cuales pertenezco. A otras asisto por invitación. En todas se reafirma la fuerza del cooperativismo mediante la asistencia, el entusiasmo y la participación democrática de sus miembros. Estos son días de asambleas en las cooperativas de Puerto Rico. Estas vienen obligadas por disposición de las leyes aplicables a realizar sus asambleas a meses de cerrar su año fiscal. Muchas que acostumbraban a efectuarlas para el mes de octubre, a raíz de los huracanes pasados han optado por moverlas para estos primeros meses del año.

Asistir a su asamblea y recibir de primera mano la información sobre su cooperativa es un deber fundamental del socio. Ése es el foro primario donde los socios tienen la responsabilidad de dilucidar los asuntos de la institución. En las asambleas se reciben los informes económicos y de labor realizada por los cuerpos directivos. Así los socios tienen la oportunidad de pasar juicio sobre éstos. También disponen de la distribución de los sobrantes, consideran las enmiendas al reglamento, eligen las vacantes en los cuerpos directivos y pueden tomar importantes decisiones como resoluciones o expresiones sobre asuntos del cooperativismo o del escenario socioeconómico del país.

Para que todos estos asuntos puedan ser atendidos de manera ordenada y eficaz es necesaria la utilización de los llamados procedimientos parlamentarios y esto puede intimidar a muchos. Por eso la persona que esté dirigiendo debe ser prudente, paciente y efectiva en su uso para así fomentar la educación de los participantes. Si la persona está fuera del orden puede indicarle cuando le corresponde presentar el argumento, que suele ser en asuntos nuevos. Después de todo, los procedimientos parlamentarios son una herramienta para asegurar el uso provechoso del tiempo y el derecho de todos los socios a ser escuchados. Es de gran beneplácito ver a un socio pedir la palabra y decir: yo tengo una pegunta, pero si no procede ahora, me dejan saber cuándo.

En estas pasadas semanas asistí a cuatro asambleas de cooperativas de ahorro y crédito ubicadas en las áreas metropolitana, sur, este y norte del país. En todas se leyeron y discutieron ampliamente sus informes. Esto es sumamente importante porque antes era frecuente dar por leídos los informes para acelerar los trabajos. En éstas los socios preguntaron, emitieron juicio sobre las decisiones de las juntas de directores y sometieron ideas y sugerencias. En fin, fueron verdaderos ejercicios de participación.

Dos aspectos llamaron mi atención de manera singular. El primero, la discusión de los estados financieros. En todas hubo información directa a los socios. En tres hubo sobrantes en el resultado económico. Sólo en una de las cooperativas tuvo pérdida de aproximadamente doscientos mil dólares. Aun así, esa institución tiene sobre 14 millones en liquidez y casi 10 % de capital indivisible. Estos indicadores aseguran que saldrá adelante. La razón principal para la pérdida fue una baja en la cartera de préstamos y un aumento en la morosidad que obliga a reservar. Allí se aprovechó para educar sobre la importancia de cumplir con las responsabilidades económicas y como él no hacerlo afecta al colectivo. En las que tienen bonos del gobierno se incluyó información detallada sobre estos en los estados financieros sobre cómo han controlado ese riesgo confirmando ese compromiso ineludible con la transparencia.

El segundo asunto que conmueve el alma y corazón es presenciar en dos de ellas la vehemencia con la cual, mediante resoluciones presentadas por socios, la asamblea se expresó en contra de la disminución en las pensiones de nuestros retirados y en defensa de la escuela pública. Todas se aprobaron por unanimidad. Mas importante es mencionar que en todas hay detalles en los informes de trabajo en las comunidades antes y después de los huracanes, con la cultura, la juventud, la tercera edad y el deporte.

Cuatro décadas después de mi decisión temprana y certera celebro mi adhesión a un movimiento vivo, vigilante y listo para seguir promoviendo una mirada distinta, una mirada cooperativista.

Pero antes de cerrar esta columna quiero dirigirme al socio que pidió la palabra: compañero, usted la tiene.

Comentarios a: mildredkairo@gmail.com

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