Netflix : Cuento contigo

Por Chiqui Vicioso/ Especial para En Rojo

Interesante el debate desatado en Brasil sobre una serie que presenta a Jesucristo como un homosexual desatado, o lo que aquí se conoce como una “loca”.

La furia colectiva de los cristianos llegó hasta el Congreso donde el hijo de Bollonado ha planteado la expulsión de Netflix del país, con suma razón. Si se hubiera hecho lo mismo con Mahoma pueden estar seguros de que la sede de Netflix ya hubiera volado en mil pedazos como sucedió en Francia con el semanario satírico Hebdo, o con el autor de los Versos Satánicos, escondido en Londres desde entonces y condenado a muerte hasta el fin de sus días.

 Lo que lamento es que la protesta del hijo de Bolsonaro no se expresara con laserie Lava Jato, diseñada para destruir la reputación tanto de Dilma Rouseff como de Lula, una infamia que recorrió todo el mundo donde Dilma era físicamente una bruja horrible y Lula un consumado estafador. Ha tenido que pasar más de dos años para que el director del periódico O Globo confesara que todo lo que publicó sobre el caso era falso, mea culpa que llega bastante tarde, ya cuando Lula había pasado en prisión casi dos años.

Vengo dándole seguimiento a Netflix desde su origen y la carga ideológica de ese canal contra América Latina es horrorosa. Si yo fuera Mexicana o Colombiana hace tiempo que la hubiera expulsado del país. En la serie La Reina el Sur, por ejemplo, vemos a una muchacha popular que se convierte en una asesina inescrupulosa y cruel, pero que mediante un acuerdo con la DEA para implicar a un candidato a la presidencia de México en el narcotráfico escapa la acción de la justicia y termina viviendo como una emperatriz en un palacete en Italia, donde su hija también vive como una princesa del Medioevo.

En Hijos del paraíso, con la misma actriz, este después de crímenes horrendos, y operaciones ingeniosas que son una escuela sobre cómo convertirse en narcotraficante, termina en una playa de Fortaleza tomando daiquiris con el amante de turno. ¡Vaya mensajes!

 Lo de Colombia no tiene madre. Todas las colombianas viven obsesionadas con la cirugía plástica, “Sin senos no hay paraíso”, y todas se convierten en las amantes de los peores traficantes. Sus fiestas son un despliegue de mujeres desnudas, en abierta relación sexual con los peores asesinos de Colombia. ¿La justicia? Todos jueces, policías, paramilitares u oficiales corruptos, temerosos de los narcos, todos con conexiones en el poder político, todos con mansiones y yates en Miami, la meca de los traficantes.

¿Que concluye quien mira y analiza a Netflix? Que los latinoamericanos debemos ser enjaulados en los muros de USA.

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