No son los Juegos Olímpicos que esperábamos

 

Especial para CLARIDAD

Crecí esperando cada cuatro años por los Juegos Olímpicos. En medio del ciclo olímpico me disfrutaba muchísimo los Juegos Centroamericanos y los Juegos Panamericanos, donde por la escala Puerto Rico tenía mayor representación y éxito. Aún así, los Juegos Olímpicos siempre representaron un momento importante para todo seguidor del deporte aficionado y para quien el Olimpismo tiene un valor único.

Y es que los Juegos Olímpicos siempre han sido más que un evento meramente deportivo, son un evento cultural y de gran impacto mediático, económico y muy politizado, aunque las autoridades olímpicas traten de evitar a toda costa el tema de la “politización”. Desde sus orígenes en la Antigüedad en Grecia, los Juegos Olímpicos tenían la ambición de ser más que una competencia deportiva, incluían un festival cultural y pretendían también tener un efecto de crear armonía entre distintas personas y grupos. Al reanudarse los Juegos Olímpicos en su versión moderna a fines del Siglo XIX, todos estos elementos se mantuvieron, claro ahora en una nueva realidad geopolítica y económica que ha ido cambiando durante este siglo y medio. Por ejemplo, se han detenido varias veces por las dos guerras mundiales, ha habido boicots por motivaciones políticas, ha habido protestas políticas, entre otros. Uno de los cambios más impactantes ha sido la mercantilización de los Juegos, la importancia que han adquirido los auspiciadores y las ventas de los derechos televisivos. Esto a su vez ha traído como consecuencia que ser ciudad sede de los Juegos Olímpicos se convirtiera en un proyecto político y económico de envergadura. En algún momento fue muy competitivo lo de buscar ser sede de los Juegos Olímpicos. Las ciudades se peleaban presentando sus candidaturas para ser elegidas por el Comité Olímpico Internacional (COI). Más recientemente por el endeudamiento y los costos tan altos para cumplir con los requisitos que exige el COI, se ha ido reduciendo la cantidad de candidatas y a su vez ha ido en aumento las protestas y la oposición a ser sede olímpica.

En este contexto y previo a la pandemia del COVID 19, ya la celebración de los Juegos Olímpicos 2020 en Tokio, Japón tenía detractores tanto locales como internacionales. Las quejas iban desde los altos costos, a infraestructura, a problemas ambientales aún creados por el accidente nuclear, entre otros. Obviamente cuando la pandemia azotó a comienzos del 2020 la celebración de los Juegos Olímpicos se puso en jaque. Luego de bastante reticencia de parte del COI y del Comité Organizador, los Juegos se pospusieron un año. Durante este año ha habido muchas especulaciones de que pasaría con los Juegos. La pandemia a nivel global ha sido una montaña rusa con múltiples olas en distintos momentos en diversos países y Japón no ha sido la excepción. Con la llegada de varias vacunas efectivas contra la enfermedad subieron las esperanzas de que los Juegos se podrían celebrar con algo de normalidad dentro de las circunstancias. A pocos días de la inauguración de los Juegos, desafortunadamente el panorama no es alentador.

Hace poco tiempo Japón determinó que solo aceptaría aficionados locales para minimizar el riesgo de contagio, así cortaba una de las grandes inyecciones económicas a los Juegos al eliminar el turismo internacional, el cual también incluye familiares de atletas. Con el alza de casos en las últimas semanas, el Comité Organizador entonces decidió limitar también los aficionados locales, celebrando así los primeros Juegos sin público. Esto sin duda tendrá muchos efectos en el ánimo de los atletas, ya que como comentaba recientemente hay una gran importancia en la relación simbiótica entre aficionado y atleta. Además hay un sinnúmero de restricciones en la Villa Olímpica, el movimiento, los atletas, etc.

Curiosamente Japón es uno de los pocos países industrializados que ha tenido un proceso de vacunación super lento. Menos del 35% de la población tiene ambas dosis y ni siquiera los empleados y voluntarios de los Juegos están completamente inoculados. Las razones son varias e incluyen una reticencia a vacunas creadas y probadas fuera de Japón, entre otros. Esto ha contribuido al repunte de casos con la variante Delta que está afectando a los no vacunados.

Así el panorama a varios días de que se encienda el pebetero olímpico es que ya hay atletas que han tenido que regresar a sus países porque dieron positivo al virus. No hay mucho ambiente olímpico en las calles de Tokio, tampoco en la Villa Olímpica. Y en el resto de los países, pues estamos alegres por nuestros atletas que nos representarán pero no deja de haber ansiedad por lo que sucederá en las próximas semanas. Esperemos que al menos en el terreno competitivo pueda ser lo más cercano a unos Juegos Olímpicos y que los verdaderos protagonistas que son los y las atletas puedan tener su momento de brillar.

 

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