Numancia en el Caribe

 

CLARIDAD

 

“A private survey made recently in Cuba showed that less than 30 percent of the population are still with Fidel. In this 30 percent are included the Negroes who have always followed the strong men in Cuba, but will not fight…” CIA, Report No. 00-A3177796, January 30, 1961. (Peter Wyden, Bay of Pigs, The Untold Story, Simon & Schuster, 1979, P 94)

El informe de la CIA antes citado se produjo a dos meses de la invasión de Playa Girón, hace sesenta años. Dejando de lado el evidente prejuicio racial que destilan las palabras, esas tres líneas resumen bastante bien la opinión de Estados Unidos sobre la Revolución Cubana, que ya había mostrado su “carácter socialista”. Se trataba de una “dictadura”, con escaso apoyo popular, que se mantenía precariamente en el poder reprimiendo a la población. Sólo “los negros” la apoyaban porque, según la CIA, a ellos les gusta que los manden.

Esa visión presidió la invasión de 1961. Basándose en su análisis los planificadores de la CIA daban por sentado que tan pronto los invasores pusieran un pie en tierra cubana se produciría un levantamiento popular apoyando a los invasores. Semanas antes infiltraron agentes por toda la isla quienes, además de intentar acciones de sabotaje en apoyo al desembarco, dirigirían el masivo alzamiento. Aquellos infiltrados, que en su mayoría resultaron capturados, efectivamente presenciaron una gran movilización popular, pero con propósitos distintos a los esperados. Una vez se confirmó la noticia de la invasión, la gente abandonaba sus oficios y salía a la calle, pero fue para tomar el fusil e integrarse a la milicia en defensa de su revolución frente a lo que consideraban una fuerza “mercenaria”. (El libro de Peter Wyden, citando las descripciones de los propios infiltrados, describe con bastante detalle lo que ocurrió en muchas poblaciones cubanas en aquellos días de abril de 1961.)

Desde el punto de vista oficial, el fiasco de la invasión de Playa Girón no cambió el narrativo estadounidense. Tanto la CIA como los forjadores de la política exterior siguieron con su discurso sobre la “dictadura” y su menguado apoyo popular. Algunas de sus acciones parecían basarse en esa narrativa porque partían del supuesto de que, con sólo mover una ficha, el castillo de naipes se derrumbaría. Por ejemplo, en más de 200 ocasiones trataron de asesinar a Fidel Castro pensando que, como había ocurrido en tantos lugares de América Latina, si moría el “dictador” desaparecía la dictadura. También mantuvieron el bloqueo y desestabilizaron la economía cubana buscando aumentar el descontento que acelerara un estallido social.

Pero ¿realmente siguieron creyendo lo que dice el informe de la CIA de 1961? Si menos del 30% de la población estaba con “el régimen”, ¿por qué, después de la experiencia de Girón. no intentaron otra invasión, esta vez con tropas estadounidenses, apoyándose en esa masa descontenta?

Cuatro años después de Girón Estados Unidos invadió la República Dominicana para quitar y poner un gobierno. En esa misma década del ’60 se hundieron en la guerra de Vietnam “para detener el comunismo”, llegando a enviar allá, al otro lado del mundo, a más de medio millón de soldados.

Sé que muchos afirman que fue el disuasivo soviético, y el miedo a una tercera guerra mundial, lo que evitó otra invasión a Cuba después de Girón, pero ese mismo disuasivo no impidió la larga guerra de Vietnam, que estaba mucho más cerca de China y la URSS. Además, la presencia intimidatoria de la Unión Soviética despareció en 1991, hace ya 30 años.

La decisión de no volver a invadir a Cuba tampoco fue porque el imperio hubiese recapacitado, decidiéndose por respetar la política de no intervención. En 1983 invadieron la isla de Granada para quitar un gobierno y poner otro. Lo mismo hicieron en Panamá seis años después, donde detuvieron y secuestraron al gobernante. Más recientemente, ya en pleno siglo XXI, invadieron Irak y Afganistán, también para quitar un gobierno y poner otro.

De modo que si no han enviado sus tropas “libertadoras” a Cuba no es porque respeten la política de “no intervención”. Irak está lejos y el costo en dinero de la invasión fue enorme. Cuba, en cambio, está casi a tiro de fusil, a 90 millas. ¿Por qué no han enviado sus “marines”, para quitar y poner un gobierno que, según el discurso público estadounidense, resulta ser impopular y dictatorial?

La explicación la dio Fidel en 1990: “Lo yanquis saben el precio que tendrían que pagar por una agresión a Cuba. Eso los frena, porque los aplausos vienen fáciles cuando hacen aventuras militares ingloriosas y mandan divisiones y escuadras a apoderarse de Granada o de Panamá. Las cosas cambian cuando empiezan a llegar los féretros con los cadáveres de los invasores muertos. Entonces cesa la alegría, la fiesta; viene el llanto, vienen las lágrimas. Nosotros estamos seguros, porque durante años hemos estado preparando a nuestro pueblo para la defensa del país. Está todo el país organizado, todos los rincones, hombres y mujeres, hasta los niños saben adónde tienen que ir… porque nosotros defendemos el país con el pueblo armado… eso es lo que garantiza la existencia de la Revolución Cubana.”

En 1961 la Revolución Cubana no se había consolidado. Buena parte de los opositores, que luego emigrarían, vivían en el país. Sus fuerzas armadas estaban en proceso de organización y carecían de armamento moderno. Apenas había fuerza área o naval. A pesar de esas enormes limitaciones derrotaron fácilmente la invasión organizada por Estados Unidos contando, sobre todo, con un poderoso fervor popular. Tras la preparación que describió Fidel en 1990 el costo par el invasor sería mucho más alto.

En el discurso del cual extraje el párrafo previamente citado, Fidel habla del ejemplo de Numancia, la mítica ciudad celtíbera que se enfrentó a un poderoso ejército romano, comandado por Escipión “El Africano”. La diferencia en fuerzas era abismal, pero los defensores pelearon hasta el último hombre, nunca se rindieron. Por eso la historia los convirtió en mito. La Cuba revolucionaria se preparó para ser otra Numancia. Independientemente de lo que los analistas de la CIA siguieron hablando para las gradas, comprendieron muy bien la realidad cubana. Por eso no se intentó otra invasión y por eso los cubanos han mantenido su revolución por otros sesenta años luego de Girón, aunque a poca distancia permanecen desplegadas las legiones de Roma.

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