Orgullo por la diversidad

Parada Orgullo Gay, Foto: Alina Luciano

 

Por Josefina Pantoja Oquendo/Especial para CLARIDAD

Me encanta escribir sobre pequeñas historias que ponen al relieve la idiosincrasia de gran parte de nuestro pueblo como gente que lucha por la vida y la disfruta, a pesar de los sinsabores que con frecuencia la salpican; personas con una gran chispa para hacer reír a las demás y de paso gozar también; mujeres y hombres que se enfrentan al discrimen que les afecta, pero también lo hacen cuando son otras quienes lo sufren.  Esto fue lo que viví una vez más ayer domingo cuando vestida de blanco y con sombrero para protegerme del sol y el calor, tomé el tren y luego la guagua para solidarizarme con la comunidad LGBTTIQ…, que celebraba su gran fiesta de orgullo y afirmación GAY.  Para empezar, siempre es una experiencia que nos hace poner los pies sobre la tierra, usar la transportación pública.  Aprendemos mucho de la gente de a pie de verdad, que no tienen otra opción al carecer de recursos para comprar un vehículo. Compartí el asiento de la parada con la señora que andaba con su carrito de compra y que demostró sus habilidades para subirlo al autobús con todo y carga.  Otra pasajera en espera leía una novelita de amor ( si tenía celular para textear afanosamente nunca lo sacó) mientras esperaba.  Al otro lado estaba una familia cuyos integrantes no paraban de hacer chistes.  Apostaban a que las lloviznitas que estaban cayendo eran pasajeras y no les dañaría el día de playa en El Escambrón.

Hubo suerte y la esperada guagua llegó pronto.  Luego entre gotas de lluvia, caminé diez minutos desde la parada 22, para llegar al Parque del Indio en El Condado, punto de partida.  Como siempre, la alegría era desbordante.  Los arcoiris que representan la diversidad se veían por todas partes: ropa, banderas, tatuajes, sombrillas, gorras, pancartas.  La identidad y orientación se manifiesta en multiplicidad de formas y no hay duda, que en muchos casos la creatividad y belleza del vestuario y del maquillaje requiere de mucho tiempo y un gran talento.  Pero, lo que más me gusta es el derroche de risas, entusiasmo, los cariñosos encuentros de quienes no se veían por poco o mucho tiempo, las familias que acompañan a sus seres queridos integrantes de la comunidad LGBTTQI… como muestra de amor inquebrantable y para rechazar sin equívocos el discrimen.  

También respondemos a la convocatoria las organizaciones y personas que tenemos como punto prioritario en la agenda de vida la defensa de los derechos humanos.  En esta ocasión  caminé con el contingente de más de 40 organizaciones que han respondido a la convocatoria  de CABE (Comité Amplio para la Búsqueda de la Equidad) para formar una coalición de consenso en contra de la aprobación de los proyectos de ley para la mal llamada igualdad religiosa y el relacionado con las terapias reparativas o de conversión.  Se trata de los proyectos del Senado 1253 y 1254, respectivamente.  Las piezas legislativas tienen sus equivalentes en la Cámara de Representantes.    

En la columna del pasado mes de abril (“A Dios Rogando y con el Mazo Dando”), comenté la intromisión del fundamentalismo religioso en los poderes ejecutivo y legislativo, particularmente la propuesta para limitar el derecho al aborto y el proyecto del Código Civil de Puerto Rico.  El gobernador vetó el primero, la Cámara le pasó por encima al veto y el presidente del Senado Thomas Rivera Schatz está esperando encontrar el voto que le falta para hacer lo mismo.   Fue el Primer Ejecutivo quien envió ambas propuestas a la Legislatura haciendo referencia a un llamado consenso en la conferencia de prensa en la que los dio a conocer.   El veto del Dr. Ricardo Roselló a la legislación para limitar el aborto le trajo grandes críticas de las voces más conocidas y reaccionarias de los sectores religiosos.   Esta fue la forma contentarlos.  Ambas medidas son sumamente peligrosas.   La primera porque permite a las personas y organizaciones, inclusive entidades privadas, que invoquen sus creencias religiosas para discriminar por género, orientación e identidad sexual, inclusive por raza, y por pertenecer a otras religiones no cristianas y no tradicionales.  El segundo porque nos lleva de vuelta a la barbarie al partir de la premisa de que la orientación e identidad sexual distinta es una enfermedad mental que puede curarse mediante terapias.  Que no lo son ha sido reconocido por organismos internacionales de derechos humanos, por lo que no hay nada que sanar.  Prestigiosas y reconocidas organizaciones profesionales de la conducta en todo el mundo han afirmado que las terapias reparativas para que las personas “dejen” de tener una orientación o identidad sexual no binaria, no heterosexual, constituyen tortura y  pueden afectar emocional y mentalmente a quienes las reciban, causándoles daños permanentes e inclusive colocándoles en riesgo de suicidio.  El proyecto prohíbe a profesionales de la psicología, la psiquiatría, del trabajo social ofrecer las terapias, pero no a las iglesias o de otras profesiones.  Además, les permite a las familias imponérselas a menores de edad.  

La Senadora Zoé Laboy celebró vistas públicas para atender el proyecto de “Libertad Religiosa”.  Con excepción del Departamento de Justicia y de Salud, las demás ponencias fueron en contra de la propuesta.  La representante María Milagros Charbonier que tiene a cargo el trámite de la misma pieza en la Cámara se había negado inicialmente a celebrar vistas, pero cambió de parecer para darle oportunidad al sector religioso, del cual ella es parte, de respaldarla.  Sin embargo armó un escándalo de marca mayor al negarse a recibir las presentaciones de la Unión Americana de libertades Civiles (ACLU) y de CABE de la forma en que las dos organizaciones las habían estructurado.  Perdió la compostura y le salió el talante de abusadora del poder.   Las compañeras y compañeros de ambas organizaciones decidieron retirarse, a pesar de que la legisladora cambió de parecer cuando se percató de lo mal que había quedado ante  los medios de comunicación. 

Es por legislaciones y políticas públicas como las antes señaladas que constituye un deber demostrar apoyo y solidaridad a la comunidad LGBTTQI…  Actuaciones arbitrarias y discriminatorias como las de la Lic. Charbonier o las de el presidente del Senado, Rivera Schatz, tienen que ser denunciadas.  El proyecto de las terapias de conversión está dirigido específicamente a ese sector poblacional y son las niñas, niños y jóvenes los más vulnerables porque otras personas toman  decisiones a nombre de su bienestar.  Lo que les motiva realmente es su ideología religiosa, recalcitrantemente machista y reaccionaria.  Todos los días libramos batallas por la equidad, por la justicia, por la construcción de una sociedad cuyo norte sea la celebración de la diversidad que somos, con un junte de talentos, inteligencia, voluntad y buena energía que nos hace fuertes.

Es por eso que regresé contenta a casa para escribir este artículo, empapada por el gran aguacero en que se convirtieron las lloviznas de la mañana.  En vez del sombrero debí llevar la sombrilla.  Me imagino que la optimista familia que iba para la playa habrá encontrado una alternativa de diversión.  Después de todo, contaban con las mejores herramientas, el buen humor y tenerse unas a otros.        

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