Pedro Pierluisi, el burlador desentendido

Análisis de Noticias

 

Por Redacción de CLARIDAD

Desde la renuncia forzada del ex gobernador Ricardo Rosselló en el verano de 2019, la atención de los medios de prensa se ha volcado sobre la gobernadora designada, Wanda Vázquez, y su desempeño al frente de nuestro país en este año marcado por desastres de gran magnitud, como los terremotos del sur y la pandemia del COVID-19, así como el retraso de la reconstrucción tras el huracán María y el acrecentamiento de los problemas fiscales y económicos que mantienen a Puerto Rico en jaque. La Gobernadora no ha tenido éxito enderezando el desastre de gobernanza que heredó. Además, le ha añadido su propia cuota de movidas y decisiones cuestionables, que han acrecentado la desconfianza del pueblo en sus intenciones y su capacidad para gobernar. Al determinar postularse como candidata del Partido Nuevo Progresista (PNP) para la gobernación en las elecciones de 2020 y emprender la contienda política, después de haber dicho que no lo haría, Vázquez abrió la compuerta a la feroz lucha de poder dentro de su propio partido que ha desviado su atención en este momento crítico para nuestro pueblo, y puede terminar por hundirla políticamente.

Como siempre ha hecho, su contrincante, Pedro Pierluisi, pretende pasarse de listo. Ha sabido aprovechar los enredos de Vázquez para beneficiar su campaña primarista contra ella. Pedro Pierluisi tiene una trayectoria nefasta de 40 años en el PNP y la política de Puerto Rico, como ex secretario de Justicia, ex Comisionado Residente, ex abogado y asesor de la Junta de Control Fiscal (JCF), y por su estrecha vinculación a grandes intereses económicos contrarios al bien común.  Pierluisi ha sido hábil en burlar el cerco de la prensa, hacerse el desentendido de su largo y nebuloso historial político y profesional, y presentarse ante los electores y el país como una alternativa nueva hacia el futuro.

Es importante recordarle a nuestro pueblo que Pedro Pierluisi ha demostrado ser enemigo de Puerto Rico. Tras su derrota en las primarias contra Ricardo Rosselló en 2016 para la candidatura a la gobernación por el PNP, se refugió en un bufete privado desde donde utilizó información privilegiada que tenía sobre el gobierno de Puerto Rico para asesorar a la JCF en su agenda de austeridad y control sobre nuestro país. También fungió como abogado y cabildero de la carbonera AES, señalada como responsable por la contaminación y las enfermedades resultantes de la emisión de cenizas tóxicas de carbón en las poblaciones del área sur y sureste de Puerto Rico.

Nuestra gente sabrá recordar que, como secretario de Justicia del gobierno de Pedro Rosselló, Pierluisi falló en proteger a nuestro país del histórico esquema de corrupción en dicha administración. Más de 40 altos funcionarios corruptos de dicha administración fueron encausados por la Fiscalía Federal, mientras el secretario Pierluisi se hizo el desentendido. Como Comisionado Residente, respaldó sin reservas las políticas de austeridad y los despidos de miles de empleadas y empleados públicos del gobierno de Luis Fortuño y fue propulsor de la Ley PROMESA y de la creación de la JCF, de la cual después ha sido asesor y cabildero.

Que nuestro pueblo recuerde también que tras la renuncia de Ricardo Rosselló el año pasado, Pedro Pierluisi se auto proclamó Gobernador y juramentó dicho cargo, amparándose en una ley que unos días después fue declarada inconstitucional por decisión unánime de los nueve jueces y juezas del Tribunal Supremo de Puerto Rico.  Así se expresó sobre dicha decisión del Tribunal Supremo el presidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, licenciado Edgardo Román Espada: “La determinación judicial que concluye que el licenciado Pedro Pierluisi no ocupa legítimamente el cargo de gobernador de Puerto Rico es un reconocimiento firme al ordenamiento constitucional que protege a la ciudadanía de los caprichos políticos o personales, fortalece la doctrina de separación de poderes e implementa el orden público contemplado por la Constitución para la sucesión de un gobernador renunciante, que en este caso fue destituido por el Pueblo.”  

Tras esa sentencia contundente del más alto Tribunal, Pedro Pierluisi se quedó sin respaldo para continuar usurpando el cargo de gobernador de Puerto Rico  y abandonó La Fortaleza, donde ya se había instalado.  Ahora, apostando al olvido y al peso de la angustia, pretende nuevamente hacerse el desentendido y convencer al electorado de su partido de que le dé otra oportunidad, porque su burla a la voluntad de nuestro pueblo nunca ocurrió.

 

 

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