Poemas de e.s. ortiz-gonzález

Lo que destruye

pervive en lo más

profundo,

más allá

de lo que duela

o respire.

Se parece al cansancio.

Es más.

Lo que destruye

agota todo acopio

de fuerza,

provoca una apertura total

hacia lo precario.

Hacia una desnudez

no prevista.

Lo que destruye

es eso que acaba

con la voluntad.

Jamás habrás de escuchar

queja alguna.

Jardín secreto.

Ausente de flores.

— Hiroshi Akatagawa

El mundo es una embajada

de palomas y tigres

aparte, el ruiseñor.

En su vuelo está el origen,

y la apertura entre reinos.

Cuando hunde el pico

en la fuente lo hace tal y como

las vestales consultan

el oráculo,

y con ojo poseso

dan a conocer el presagio.

Toda vez que un ruiseñor

se acerca a la fuente

me quedo quieto, y cuando

ya convencido apuesto que al fin

la muerte hace presencia

en sus alas,

de un salto levanta vuelo.

Queda el agua esparciendo

mi rostro

en ondas concéntricas.

El canto que escucho

es el de la renuncia.

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