A mi Esther, gracias por dejarme ser parte de tu isla.
Haber llegado con tus truenos en los hombros
y un aroma de espuma que abre las ventanas
con ojos que no han parado de brindarme
la ternura de una tempestad con ola de estrellas,
haber llegado y topar con un hombre
hecho de huesos primarios, simples como el espectro
de un día
y pararlo y decirle que el tiempo es una tibia sombra
acostada en la vereda de tu historia,
haber llegado en el momento más preciso de todos
a sacudir mi cuerpo de sabana con vestigios arcaicos
a sembrar una voz que solo ofrece luz a mis pasos,
a mis huesos,
a sembrar un olor vivo todas las mañanas
que da la pauta, el beso que sabe la ruta de tu piel
de tu olor que despierta nuevos mundos
con el estallido del beso en tus labios de puerto
no antes encontrado,
haber llegado en una sola tempestad
con el tibio de huracán en tus manos
ofreciéndome el calor de estas islas que fundaste,
su olor a hierba fresca que remedas
cuando a tu lado alivio mis cargas,
es tu cuerpo de huesos insulares
los que tejen ese fragmento de galaxia que exhibo a todos
como diciéndoles, miren el agua en el centro de mi sombra,
esa sombra pertenece a la que llegó de una galaxia escondida
con un manojo de libélulas en sus manos y en sus ojos
e invitó a este a este mortal simple a su encuentro,
a una historia de llegar a tiempo
irrumpiendo en trozos al espacio
con su cuerpo de Melé de estirpes makandales
y sus manos curiosas sobre la topografía de mi cuerpo,
bordando un puerto oculto
en algún rincón de una isla privada
donde te regalo pan de rocío
recordando tu llegada
para brindar con la miel que exhalamos
bebiendo sorbo a sorbo
con tempestad de haber llegado,
la sombra que inhalan nuestros cuerpos …
(2015)
1.
Esos nombres en la orilla
llegaron sin musitar aire
con ojos de silencios contenidos
con garfios de huellas
nacidos de una barca
donde Caronte sembró su muerte horizontal,
su galaxia donde los muertos mandan,
allí el encuentro su flor silba
y los rostros de agua de azucenas
reaparecen desbordando la sintaxis
olvidando los acentos impuestos
para el supremo valor del hombre
sobre los pliegues de la tierra.
2.
Esos cuerpos en la orilla
cedieron su sangre a los montes,
a los ríos y a su agua de espejos
como la mirada de Bagua
que posa en sus manos los ojos,
los contornos de la muerte
de semilla de sangre
donde la rotación de unos signos
de unos cuerpos tendidos en la plaza
con huesos de estampidas
con su okapis sobre el cielo,
sobre el índice tremebundo
de una palabra,
en la corteza entre la vigilia y el sueño.
3.
a Heriberto Marín
Hubo un encuentro donde el abrazo
al corazón interroga,
Griselio, tierno heraldo
que pulsó alfileres
a la esfinge
para que la palabra tendiera sus significados
sobre cuatro kilómetros de a pie,
volverse y ver el abrazo que interroga al corazón,
sumergir sus pies en el riachuelo
ósmosis de la energía de la tierra,
del sol y sus vientos,
irse y volver, y en el volver
el abrazo del rubio por si no nos volvemos
a ver, de Griselio.
4.
Una gota sobre el centro del cuerpo
desciende para besar las llamas
esas que ya hacen sus honduras
sobre la piel que ha trasnochado
los primeros pasos de las lejanas sombras,
hay un tono que sube de la tierra
y hace nido en los huesos,
un Bautista sabe de las decapitaciones
que vale su palabra,
preñada de agua
para abrir nuevas venas al ingenio,
la mirada empañada
desviste los labios
y escurre sus neblinas
en un rocío de sangre
que deja su fantasma eterno en la pared.
5
Cruzar el río con los zapatos al hombro
como resolver el crucigrama
de la palabra alucinada de la madre
que ha dejado sus fragmentos de escombros
en el aire;
haber sentido del agua más que su pureza
sino su lado inefable,
trazar camino con la conciencia
de que los pies nunca olvidaran
al riachuelo de donde se adquiere el primer sosiego,
y la primera palabra que surge como relieve al oído
y desde ahí comenzar a diseñar la cartografía del miedo
para entonces entender el movimiento de los dedos
y su inconmensurable vestido de mercurio.
(El libro de Pedro, inédito)
Guadalupe es poeta, historiador y ensayista. En la Universidad de Puerto Rico obtuvo un Bachillerato en Sociología y una Maestría en Historia de América Latina y el Caribe. En University of Texas at Austin, estudió un doctorado en Literatura Hispanoamericana. Ha cursado, además, estudios graduados en Teología y Religión del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Tiene a su haber dos poemarios: El tierno vidrio de la noche (2006) y Alfileres del ingenio (2010); un libro de historia sobre el movimiento obrero, Sindicalismo y lucha política: Apuntes para la historia del movimiento obrero puertorriqueño (2010); y un libro de ensayos sobre el Caribe, El evangelio de Makandal y los hacedores de lluvia: Ensayos de Literatura, Historia y Política del Caribe (2015).