Por Sofia I. Cardona/ Especial para En Rojo
Es un juego peligroso
[Para Carlos Alberty, en ocasión de su libro Topografía]Es un juego peligroso
– el tuyo, el nuestro.
Nadie nos contó como sería,
ni en cuánto tiempo llegaríamos
a este estado mullido de las cosas,
a ver cómo se revuelve la mañana
en una pausa encorvada y amarilla,
a sentir la piel ceder en el suspiro
a mirarnos en lo oscuro como somos en lo claro.
Cuándo fue el momento, dime cuándo,
que atravesó las horas aquel ángel,
en qué nos ocupábamos.
Nadie nos advirtió que cederían
los muelles, los trinos, las almohadas,
que algo nuevo en ti y en mí
en vuelo de mosca inoportuna
ocuparía el minutero y el borde de una taza,
que adornaría el filo del cuchillo
la frontera de la oreja y de los labios,
que llegaríamos al siempre todavía,
este momento, en estos versos, en esta página.
Es un juego peligroso
[Para Carlos Alberty, en ocasión de su libro Topografía]Es un juego peligroso
– el tuyo, el nuestro.
Nadie nos contó como sería,
ni en cuánto tiempo llegaríamos
a este estado mullido de las cosas,
a ver cómo se revuelve la mañana
en una pausa encorvada y amarilla,
a sentir la piel ceder en el suspiro
a mirarnos en lo oscuro como somos en lo claro.
Cuándo fue el momento, dime cuándo,
que atravesó las horas aquel ángel,
en qué nos ocupábamos.
Nadie nos advirtió que cederían
los muelles, los trinos, las almohadas,
que algo nuevo en ti y en mí
en vuelo de mosca inoportuna
ocuparía el minutero y el borde de una taza,
que adornaría el filo del cuchillo
la frontera de la oreja y de los labios,
que llegaríamos al siempre todavía,
este momento, en estos versos, en esta página.
Todavía
Aquí estoy todavía con esta vestimenta,
todavía arrojada en este suelo.
Conozco cada vez más, cada vez menos,
los límites:
el crepitar del pecho
las palpitaciones,
y pienso
que nada es suficiente para convencerme
de que alguna vez detenida y blanda
miraré como ajenas estas piezas:
colgantes piezas, piezas leves, piezas raras
piezas de un cascarón que ocupo
y se desplaza
por mí
fuera de los sueños.
Ese día trataré de levantar las alas
alas ajenas, alas leves, alas raras,
y entrará la brisa
y habrá piel, papel, escama
– cascarón –
algo que ascenderá en flor de humo
o quedará quebrado sobre el suelo.
Nada será entonces suficiente todavía.
Del pecho
Pues que tengas pena y pena, no me importa.
La pena es tuya, tómala, revuélvela.
La pena que te arrastre y que te lleve
consumida en ti.
Enciende el cigarrillo.
Inhala compasión, vapor, ceniza.
Algo quebró la pulpa jugosa del momento.
Qué triste, qué pena tan anciana.
Siempre un llanto que se escucha.
Esa sombra tuya cabizbaja.
Acaso era yo quien te veía.
Anda, enciende el cigarrillo:
compasión, vapor, ceniza.
Toda esta pena es tuya, tómala.
Pienso en aquello
Pienso que intimidad
también era esto en un principio
cosas pequeñas, devociones minúsculas,
rabiosas arengas nuestras contra los impostores,
breves asombros a coro por donde asomaba el mundo,
cosas que nos sostenían sobre la tierra, más allá de los cuerpos,
también más acá, acá dentro, algo que a veces era nuestro
algo que solo era nuestro, nuestro, nuestro.
Pienso que ahora, de momento, hay alguien, algo.
Algo extraño de lo que yo no participo,
eso que dicen los boleros que está entre los dos,
y es más que eso
porque pudiera ser aquella o la otra o una pena,
pero es acaso esa necesidad que yo percibo
de tener algo distante, extraño a mí, ajeno,
y tan extraño
atravesado en tu pecho, bajo las sienes, tras tus ojos,
acurrucado en el cuenco de la oreja,
algo en los labios, algo,
algo opaco sobre saliva seca,
indescifrable residuo
algo que no alcanzo a ver ni entender desde este lado.
Pienso en la ingenuidad, la mía,
yo que pensaba:
qué raro esto tan fuerte que tenemos,
qué quieta maravilla,
y ya ves
gira, destella la luz, las hojas,
los árboles sin ramas,
el verde monte y la música en la sala,
ya ves cómo tan súbito, tan duro, así, de golpe,
sin truenos ni temblores,
se ha quebrado.
Pienso que sí, que es algo roto,
distingo sus contornos todavía.
Hay algo lastimado por ahí
y por ahí escapa un pálpito, un calor,
acaso un soplo, algo se escapa
y pienso.