Por una prensa para el país: ‘Una sola voz’ es monopolio ideológico

Por Yoryie Irizarry/Columnista invitado

La respuesta oficial del gobierno estadounidense para justificar el subsidio billonario a la banca estadounidense y salvarla de su propia codicia fue que los bancos son “too big to fail”. Con esta mentira evitaron hablar de la de-regularización irresponsable del mercado en favor de la especulación. “Too big to fail” justificó que el dinero de lxs contribuyentes, que pudo ser utilizado para aliviar el impacto de las prácticas irresponsables de la Banca en la gente, se utilizara para rescatar a los bancos. Actividades anti-éticas que en un mercado regulado pudieran ser criminales, fueron recompensadas. El “too big to fail” sirvió para acallar e ignorar las voces que exigían responsabilidad.

Esa misma lógica de pensamiento, se transfiere a otras esferas de poder como los medios de noticias e información. Esferas que hemos declarado consciente o inconscientemente como inalterables, intocables, incontestables. La hegemonía de la derecha en nuestros medios principales y/u oficiales y como nuestras acciones y decisiones refuerzan todos los días una historia de nuestro pasado y presente disonante de cómo la vivimos en Puerto Rico.

El Nuevo Día, publicación principal del imperio noticiero GFR es el ejemplo primario. Este imperio noticioso, denunciado por muchos sectores comunitarios; algunos sectores políticos y estudiantiles; sectores individuales de la academia, es un ejemplo de “too big to ignore” ya que lxs mismxs denunciantes acuden y se entregan como cordero de escudo patrio facilitándoles entrevistas y exclusivas, escribiendo para el medio, y legitimándolo. Las denuncias han sido amplias, diversas; La línea editorial de El Nuevo Día es definitivamente corporativa y está claramente alineada con algunas de las élites políticas del país; la cobertura o falta de cobertura de algunas noticias responde a intereses económicos; la apariencia de neutralidad no es otra cosa que apoyo indirecto al mercado, la escasa o ausencia de cobertura a demostraciones en comunidades con problemas económicos o ambientales es preocupante y además son un terrible patrono. Cada vez que hay alguna manifestación evidente de alguna de las anteriores, corremos a hacer la denuncia, a proponer o anunciar respaldo a boicots imaginarios, a enviar un abrazo solidario a lxs despedidxs y juramos con lágrimas y golpes de pecho que el medio anti laboral será ignorado. Y lo hacemos… por dos minutos. No es la memoria la que es corta, es el compromiso. Para hacerlo, o justificarlo recurrimos a las herramientas que nos da el mercado y así se legitiman nuestras decisiones. Hace ya mucho tiempo el mercado nos cambió los requisitos y cualidades por las que juzgamos con quien trabajamos o nos solidarizamos cuando hablamos de noticias. Desafortunadamente, los criterios son ilusorios y vienen con costo. Se aplican igual para juzgar medios noticiosos o blogs de opinión, igual si son impresos o digitales. No intento establecer aquí una jerarquía de medios, sino denunciar los criterios. Estos criterios son:

Número de lectores

Alcance de la distribución

Proyección internacional

Y la excusa: “así alcanza a la gente conservadora también”.

Otra excusa: Si no la damos a El Nuevo Día primero, no la pública.

He escuchado estos criterios del mercado de boca hasta del más radical. Así, con estos criterios se puede despachar e invisibilizar a CLARIDAD, a La Perla del Sur, al Centro de Periodismo Investigativo o a Radio Vieques; medios con verdadera credibilidad y tradición de solidaridad con nuestro país y no el mercado. En fin, la persona solo tiene que pensar que su corazón es bueno, pero que tiene que ceder porque “all of the above” son ciertas. El Nuevo Día o tal programa de radio sobre chismes radial o de Televisión con ratings altos es “demasiado grande para ignorarlo” y eso rige nuestras decisiones, y la justificación que nos permite dormir, “no soy yo, es que es inevitable”. ¿A quién le sirve este racional, además de los anunciantes?

Es el mismo racional circular que mantiene a programas como el de Rubén Sánchez, o el guitarreño, como “inevitables.” El rating y no la calidad rige nuestras decisiones. ¿Quién prueba que, al tener el mayor número de lectores, radio escuchas o televidentes de algún programa de chismes, se traduce en calidad, veracidad, o mejor entendimiento de la noticia que generamos? ¿Quién prueba que a mayor alcance de la distribución se afecta de forma positiva nuestro trabajo?¿Si la cobertura está alineada con “la neutralidad o lo patronal”, importa realmente cuán amplio se difunda? Hay que utilizar otros criterios para hacer estas decisiones y no seguir contribuyendo a la hegemonía que ahora existe. Nunca se fortalecerán otros medios más pequeños y solidarios si seguimos otorgando al medio oficial el trato preferencial.

El comunicado publicado esta semana pasada anunciando “Medios por Puerto Rico: Una Sola Voz” amenaza seriamente al periodismo en Puerto Rico. El comunicado anuncia que se unen El Nuevo Día; El Vocero; Telemundo (canal 2); Univisión (canal 11); Teleisla (canal 7) y WKAQ Radio 580; Uno Radio Group (NotiUno 630); WAPA TV (canal 4) y WAPA América. ESTA ES LA CONSOLIDACIÓN DE UN MONOPOLIO IDEOLÓGICO. En momentos cruciales de gran descontento y desinformación en Puerto Rico tenemos que responder a esta amenaza. Hace ya más de una década que casi hay una sola voz; una voz conservadora, corporativa, y su neutralidad (que no es objetividad) tiene el efecto de dar voz solo a los más influyente$. Su desinformación está llena de pleonasmos y eufemismos y hace eco a comunicados oficiales de agencias de gobierno y corporaciones privadas. Es la misma voz que nos vendió el “too big to fail.” Además, que conocemos que para que exista una sola voz hay que silenciar muchas otras voces.

Hoy abogo por otra prensa puertorriqueña, un cuerpo de prensa que tenga la transparencia y dignidad necesarias para narrar el presente de nuestro país con compromiso con la verdad y hechos sustentados, con el país y sobre todo con la gente. En tiempos de PROMESA y toda la desinformación o propaganda que el mercado y sus apologistas generan, necesitamos una prensa solidaria, diversa y unida, que haga balance a “una sola voz”, que le interese contarnos la historia con datos e investigación y no se limite a reescribir los “talking points” recibidos, o que repita como papagayo el comunicado oficial que reciben. Un cuerpo de prensa cuyo compromiso con la narración no sea la neutralidad que sólo favorece al más poderoso. Hay foros responsables que dan la talla en estos momentos históricos y que retan las meta-narrativas cuasi editoriales y corporativas de GFR et. al. Respetuosamente sugiero que estos medios consideren reunirse, celebrar una cumbre para que se lleguen a acuerdos de colaboración, compartir recursos, y apoyo mutuo.

Me gustaría ver que se reunieran diversos medios, hablaran y discutieran la enorme responsabilidad que les cae encima de informar y documentar estos tiempos, para nuestro presente, pero también para generaciones futuras. Me encantaría que hubiera acuerdos de solidaridad y apoyo. Me gustaría ver que pudieran compartir sus recursos, fotos, entrevistas, coberturas. Me gustaría que dejaran de ningunearse y aprendieran a hermanarse. Me gustaría que abandonaran esa competencia que el capitalismo fomenta. Que abandonen metas como “primicia”, “exclusiva”, “numero de lectores”. Que abandonen políticas competitivas que impiden republicar noticias de interés sólo porque ya no son primicias. Que la meta sea que la información nos llegue, en la mayoría de medios posibles. Que se encuentre la manera de incorporar algunos blogs (mucho más agiles por definición y por su manejo de lo digital) que también compartan el mismo compromiso. En fin, que el pueblo de Puerto Rico tenga su propio cuerpo de prensa en el cual confiar e informarse y que pueda hacer frente al monopolio ideológico que nos imponen. Buena suerte.

El autor es abogado y activista de derechos humanos.

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