Presentación de Nuyorican Basket en Nueva York: Se cierra el ciclo

A Angelo Cruz, donde estés

A Wes Correa, por una pronta recuperación

Hace varios años recibí la llamada de un amigo de escuela elemental, Ricardo Olivero, que estaba en Nueva York y quería verme para hablar conmigo de un proyecto nuevo que tenía sobre el baloncesto y los nuyoricans. Ya había escuchado del mismo pues había estado en conversaciones con Papi. Cuando nos vimos en Nueva York, confieso que me enamoró el proyecto, pues era meter en una licuadora temas que me apasionan: el deporte, la construcción de la identidad nacional, el baloncesto de los ’70, el equipo nacional, etc. Desde ese momento sabía que había material para un trabajo excelente, aunque me preocupaba cuán largo podía ser por todo lo que abarcaba, por lo que al final el trabajo de edición sería la clave. Me mantuve al tanto de todo el proceso, ya fuera a través de Ricardo, Papi o las redes sociales. Desafortunadamente mi Papá no pudo ver el producto final, cuando fui a la premiere en Puerto Rico el verano pasado, ya se encontraba en el hospital. Ayer tuve la oportunidad de verla nuevamente en su premiere nuyorquina, donde se cierra un ciclo, llegando a la ciudad que es esencial para su existencia, acá mis impresiones.

Nuyorican Basket

Aunque no pretendo hacer una reseña del documental, ya que no es mi campo, sí quiero resaltar algunos aspectos del mismo. Nuyorican Basket es un gran documental que además era necesario que existiera como documento histórico. Por ejemplo, tres de las figuras que son el hilo conductor de la historia con sus entrevistas: Genaro “Tuto” Marchand, Fufi Santori y Elliott Castro, fallecieron el año pasado, y gracias a este documental, sus impresiones quedaron grabadas. El documental usa el juego final por la medalla de oro en los Juegos Panamericanos celebrados en San Juan en 1979 entre Puerto Rico y Estados Unidos para contarnos una historia más grande, la de la transformación del baloncesto puertorriqueño con la llegada de los nuyoricans. Y con esta historia de los nuyoricans en el baloncesto nos presenta un tema que desgraciadamente no se trabaja mucho en Puerto Rico que es el de los nuyoricans en general. Así, incorporando entrevistas a académicos que trabajan el tema, líderes de la comunidad en Nueva York y a los mismos jugadores nuyoricans, va provocando la discusión de qué significa ser puertorriqueño, quién lo define, cómo tratan a los nuyoricans en Puerto Rico, el rol del idioma, la relación de los nuyoricans con los afroamericanos, entre otros temas. El documental tiene visuales de la época que para nosotros los “fiebrús” del baloncesto es simplemente un banquete. Realmente hay pocos documentales que son tan transversales en su temática, es uno de interés para quien le guste el deporte, el baloncesto, la historia deportiva puertorriqueña, la diáspora, la historia de los nuyoricans, las relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos, la relación entre el deporte y la política, entre muchos otros.

Nuyorican Basket en Nueva York

Ayer domingo 18 de noviembre se presentó por primera vez el documental en la ciudad de Nueva York como parte del Octavo Festival Internacional de Cine de la Herencia Puertorriqueña (International Puerto Rican Heritage Film Festival), el cual cerró, alzándose también con el premio al mejor documental. En la sala, había una mezcla de puertorriqueños, público en general, gente de la comunidad de aquí y algunos de los protagonistas, como los jugadores Néstor Cora y Roberto Valdera, también estaba la hermana de César Fantauzzi. Para mí fue muy interesante tener la oportunidad de estar en ambas presentaciones. La del Roberto Clemente fue muy emocionante por muchísimas razones, empezando por el lugar, que fue el escenario de esa final de los Juegos Panamericanos. Pero también por la presencia de la mayoría de los jugadores y protagonistas, entre ellos Georgie Torres, Mario “Quijote” Morales, Charly Bermúdez, los dirigentes Julio Toro y Flor Meléndez y Tuto Marchand, quien recibió de los aplausos más sonoros de la noche. En el plano personal, fue muy emotivo pues mi Padre aún estaba en el hospital y verlo en la pantalla con toda su energía y emoción al hablar de uno de sus temas favoritos, era una sensación rara y linda a la vez. Y todo el mundo me paraba para preguntarme por su salud y darme los buenos deseos de recuperación.

En Nueva York fue diferente. Era en una sala de cine pequeña, no en una cancha de baloncesto, pero los aplausos, gritos y abucheos eran como si estuvieran en el Coliseo Roberto Clemente. Y es que el documental te saca pa’fuera el fanático que vive en ti y por un momento se te olvida que estas en el Cantor Film Center de NYU y cuando ves a Angelo Cruz volando, te transportas sin querer a la antigua cancha de los Indios de Canóvanas, la Carlos Miguel Mangual, y solo se te ocurre aplaudir y gritar “¡fua!”. Los aplausos a las jugadas espectaculares de nuestros jugadores y los abucheos al exgobernador de Puerto Rico Carlos Romero Barceló fueron constante en ambas proyecciones, quizás con más abucheos y más sonoros a Romero en Puerto Rico. Desafortunadamente no pude verla en los cines en Puerto Rico pero Mami me contó que fue igual, especialmente los abucheos e insultos a Romero. Lo que sí me llamó la atención fue las reacciones aquí a todas las partes de la película en la que se discute el tema de la identidad puertorriqueña, los nuyoricans, su definición tanto aquí como allá, etc. Desde aplausos a las académicas Ana Celia Zentella y Raquel Rivera cuando hablaban de lo híbrido que es ser puertorriqueño y/o nuyorican, que ellos tienen derecho a decidir si se sienten puertorriqueños aunque no hayan nacido en la Isla y/o hablen español, sobre la arrogancia de alguna gente en Puerto Rico con los nuyoricans a la hora de definirlos y limitar la “puertorriqueñidad”, entre otros. Y, asimismo, el abucheo a Fufi Santori cuando dice que “eso de ‘yo sería borincano aunque naciera en la luna’ suena bonito en la canción pero en la vida real no”. Así, el documental acá toca otras fibras que son muy importantes en el día a día de la comunidad puertorriqueña en Nueva York y que todavía es un tema que se siente ajeno o no tan importante en Puerto Rico. Y es que la discusión de la vida y lucha de más de la mitad de los puertorriqueños que viven afuera de la Isla todavía no es una prioridad en Puerto Rico.

En la sección de preguntas y respuestas fue muy bonito ver en la tarima a Néstor Cora y a Roberto Valdera pues ambos compartieron sus impresiones de ver la película. Ambos se mostraron sumamente satisfechos y emocionados con el producto final. Cora dijo: “Fue muy emotivo, lloré lágrimas de felicidad. Aunque tengo sentimientos agridulces con mi experiencia con el baloncesto en Puerto Rico”. Luego explicó su disgusto por la falta de beneficios laborales y de salud luego de haber dedicado 16 temporadas en la Isla. Añadió “no me gusta mezclar política y deporte pero luego de ver este film no hay manera de separarlos. Aprendí de Moscú y Maravilla. La parte educacional del film es muy importante y yo estaba ahí”. Cuando a ambos se le preguntó por la decisión de no ir a los Juegos Olímpicos de Moscú, ambos se mostraron apenados, Cora dijo que “’él estaba listo, y así lo dijo, aunque fueran tres o cuatro hubiera ido”. Valdera en el documental dice que es de las cosas que más se arrepiente en su vida. Valdera, quien es de Baltimore, mostró su profundo agradecimiento no solo a los directores de la película por traerlo de regreso a Puerto Rico, sino a la Isla por haberlo tratado como uno más.

Sin duda era necesario que se presentara el documental en Nueva York y ojalá que se pueda presentar en las comunidades puertorriqueñas y que sea accesible a más personas. Allí incluso hubo gente que preguntó para enseñarlo en escuelas, universidades e ESPN. ¡Enhorabuena!

Artículo anteriorDa bandazos la política energética
Artículo siguienteCámara investigará sobre el estado la reserva natural Punta Cucharas de Ponce