Primero de Mayo de 1897

 

 Por Francisco (Pancho)Moscoso Especial para En Rojo

 

Antecedentes generales

         Durante el siglo 19, comúnmente, los trabajadores asalariados y campesinos eran explotados por los empresarios y terratenientes en jornadas de trabajo que oscilaban entre 10 y 16 horas al día. Los esclavos estaban sometidos a la voluntad y caprichos de sus amos. Las mujeres trabajadoras sufrían la doble explotación laboral, de menor paga que los hombres, y sexual: humilladas y violadas en un contexto de dominación patriarcal y machista. Todavía en el presente la lucha por la emancipación de las mujeres, por la igualdad económica y su acceso a todos los oficios y puestos, no cesa.

En el contexto histórico del capitalismo industrial con sus nuevas transformaciones tecnológicas de la década de 1760 a la de 1840, comenzando por Inglaterra, cuna de ese proceso de repercusiones mundiales, otro sector de trabajadores explotados despiadadamente estaba constituído por los niños y niñas pobres, de menos de 14 años de edad. En algunos países del presente, esa realidad, a la que se suma el tráfico y crimen sexual, no ha terminado. En el libro Del socialismo utópico al socialismo científco(1877) Friedrich Engels (1820-1895) , revolucionario científico social y líder de la clase obrera mundial, observa que  desde la fase asencional del capitalismo, “ya entonces originó toda una serie de graves calamidades sociales: hacinamiento en los barrios más sórdidos de las grandes ciudades de una población desarraigada de su  suelo; disolución de todos los lazos tradicionales de la costumbre, de la sumisión patriarcal y de la familia; prolongación abusiva del trabajo, que sobretodo en las mujeres y en los niños tomaba proporciones aterradoras; desmoralización en masa de la clase trabajadora, lanzada de súbito a condiciones de vida totalmente nuevas: del campo a la ciudad, de la agricultura a la industria, de una situación estable a otra constantemente variable e insegura”. Exhortamos a la lectura de este texto (también disponible en internet).

En el transcurso del siglo 19 la clase obrera asalariada, especialmente, desde sus instancias de actividad económica, por medio de sus organizaciones pioneras y con el ejemplo de sus líderes, estuvieron luchando para fijar en 8 horas la jornada regular de trabajo. También contaron con aliados de la propia burguesía industrial, sensibilizados por  las injusticias, desigualdades y abusos sociales. El mencionado Engels fue uno. Hay otros anteriores que se conocen como socialistas utópicos.

Robert Owen

Destaque y recuerdo memorable merece Robert Owen (1771-1858). En aquellas circunstancias descritas por Engels fue que nació y vivió Owen.  Oriundo del País de Gales (parte de Inglaterra), Owen era un empresario reformador social que estableció una fábrica textil modelo en New Lanark, situado a 25 millas al sureste de la ciudad de Glasgow, Escocia. En 1810 primero favoreció la reducción del día laboral a 10 horas.  Hacia 1817 abogaba por las 8 horas. Y fue Owen quien acuñó la famosa frase de las Tres 8: “Ocho horas de trabajo, ocho horas de recreación, ocho horas de descanso”. En su biografía, The Life of Robert Owen(1ra ed. 1925; 3ra 1965) el historiador G. D. H. Cole documenta cómo en el primer tercio del siglo 19, Robert  Owen se convirtió en el líder principal del movimiendo sindicial en Inglaterra. Engels también nos recuerda que “todos los movimientos sociales, todos los progresos reales registrados en Inglaterra en interés de la clase trabajadora, van asociados al nombre de Owen. Así, en 1819, después de cinco años de grandes esfuerzos, consiguió que fuese votada la primera ley limitando el trabajo de la mujer y del niño en las fábricas.”  Es mucho más lo que se puede decir sobre este personaje singular de la historia de las luchas de la clase trabajadora. Invitamos a los lectores a conocer más de la vida y obra de Robert Owen.

No es extraño que, dadas unas condiciones históricas propicias,  Londres fuese la sede de la Asociación Internacional de los Trabajadores (1864-1875): la Primera Internacional. Y que desde allí se difundieran ideales socialistas y se abogara por la jornada de las 8 horas, entre otras revindicaciones obreras.

Para la década de 1880, al otro lado del Atlántico la ciudad de Chicago, Estados Unidos,  se había convertido en un gran emporio de producción industrial y centro urbano que incluía a miles de inmigrantes europeos. Muchos de ellos traían un bagaje político de orientación anarquista, comunista o socialista. Las organizaciones obreras escogieron la fecha del 1 de mayo de 1886 para intensificar una jornada demandado las 8 horas laborales. El escenario fue precedido por una ola gigantesca de huelgas en fábricas en todo Estados Unidos desde el 30 abril. Entre el 1ro y el 4 de mayo se produjeron grandes manifestaciones y confrontaciones entre miles de trabajadores y la policía. Los empresarios contrataron rompehuelgas (scabs, en inglés), pero no doblegaron la resistencia obrera. Durante esos días, la policía dio muerte a 44 trabajadores y centenares fueron arrestados.  En la manifestación del 4 de mayo, específicamente,   estalló una bomba causando la muerte a cuatro obreros y siete policías, con 200 trabajadores heridos. Las autoridades acusaron a un grupo de 8 líderes sindicales de ser responsables de lanzar la bomba, por lo cual cinco fueron condenados a muerte y posteriormente ejecutados.

Un poco después, en el Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 se acordó adoptar el 1ro de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores, y en recordación de los Mártires de Chicago. La conmemoración fue acogida en todos los países subsiguientemente, también en Puerto Rico.

Puerto  Rico en 1897

A comienzos de la década de 1870 en Puerto Rico coexistían el trabajo semifeudal (campesinos agregados), el trabajo esclavo y el trabajo semicapitalista (los jornaleros del régimen de la Libreta). Sin embargo, según datos demográficos de 1867, las familias de jornaleros (con libreta) y jornaleras (sin ella) constituían la gran masa de la clase trabajadora y mayoría de los habitantes del país. En 1873, con la abolición de la esclavitud (en marzo) y de la Libreta (en julio), el nuevo escenario de composición de clases sociales se constituyó entre la minoría de clase empresarial capitalista (con sus diversos sectores industriales, hacendados, financieros y comerciales) y la mayoría de la clase trabajadora asalariada (ramificada en centenares de oficios y ocupaciones urbanas y rurales).

De 1873, también, datan las primeras Centrales industriales azucareras en Puerto Rico. Entonces el país se encarriló por los senderos del capitalismo más directamente. No es coincidencia, sino por su terreno histórico común y entrelazado que en esos años registramos lo que en Desafío y Solidaridad: breve historia del movimiento obrero puertorriqueño (1982) el historiador Gervasio Luis García (en coautoria con el sociólogo Angel G. Quintero Rivera) identifica como “primeros fermentos del movimiento obrero” en el país. Desde entonces se constituyeron sociedades de socorro mutuo, casinos de artesanos y cooperativas de trabajadores. Asimismo comenzaron sus primeras publicaciones.

Desde aquellos años, como se documenta por el historiador Lidio Cruz Monclova en Historia de Puerto Rico (Siglo XIX),Vol. I (1979) y en la prensa de la época (Boletín Mercantily Gaceta de Puerto Rico) la clase obrera en Puerto Rico también conoció sobre Karl Marx, el compañero científico social, coautor con Engels del Manifiesto Comunista de 1848, la Asociación Internacional de los Trabajadores, la Comuna de París de 1871, las luchas y huelgas obreras en Europa, las ideas de la izquierda política (socialistas, anarquistas, comunistas y cooperativistas) y la lucha por la jornada de 8 horas, entre otros asuntos y eventos.

En todo ese proceso los obreros artesanos – carpinteros, albañiles, tipógrafos, sastres, panaderos, herreros, etc. – entre los cuales un sector poseía un nivel elevado de instrucción, desempeñaron un papel principal de liderato y orientación política. Entre ellos se formaron los primeros sindicatos para defender los intereses colectivos de los trabajadores. Terminando la dominación española en 1898, la mayoría del pueblo – tanto como 85% – era analfabeta.

En el Puerto Rico de 1897 estaba fresco en la memoria de la gente la ola de huelgas de 1895, en que participaron 22 categorías de trabajadores. El comercio aumentó el precio de las mercancías, incluyendo artículos de necesidad básica, en 50%. Los trabajadores ripostaron exigiendo aumento de salario en igual proporción. (Tratamos el tema en “Las huelgas obreras en Puerto Rico, 1895”, Claridad,seis números del 30 de abril al 4 de junio de 1993). A nivel político colonial se intensificó la lucha por la independencia y la autonomía. El 24 de mayo de 1897 sucedió la rebelión de Yauco y Sabana Grande, que llevó a decenas de patriotas  la cárcel. En noviembre, al calor de la lucha por la independencia de Cuba, en que participaban decenas de puertorriqueños, y siendo presionada España por Estados Unidos con sus miras imperiales sobre las islas, el gobierno español concedió la implantación de un régimen autonómico.

Los elementos más concientes de la clase obrera daban atención priorirtaria a la contienda entre el capital y el trabajo asalariado. En los primeros meses de 1897 un grupo de diversos oficios artesanales  constituyó el embrión de un movimiento obrero organizado bajo el nombre de Ensayo Obrero. El primero de mayo  de 1897 se reunieron en San Juan para conmemorar la gesta obrera de Chicago y afirmar la reivindicación de la jornada de 8 horas de trabajo. Estuvieron presentes Fernando Gómez Acosta, Ramón Romero Rosa, José Ferrer y Ferrer, Eduardo Conde, Norberto Quiñones, José Rivera, Eusebio Félix, y a los que se incorporó el joven español Santiago Inglesias Pantín, recientemente  llegado a Puerto Rico.

Este grupo inició el mismo primero de mayo la publicación de un períódico de la clase trabajadora con el nombre también de Ensayo Obrero. En su primer número afortunadamente preservado, se dedica un apartado al  1° de Mayo, y dice: “Fecha que los trabajadores de todo el mundo conmemoran, porque ella nos señala un rumbo, un medio práctico por el cual los proletarios han de llegar a emanciparse un día y otro de la denigrante esclavitud en que los tienen sumidos los poderosos burgueses de la tierra. ¡Salud, pues 1° de Mayo, que supiste en un momento dado unir a todos los oprimidos, para luchar en toda la tierra contra los opresores! Una reforma universal de los obreros, será la transformación más importante que ha de dar a la explotación” (Ensayo Obrero. Órgano de la clase obrera, de literatura, noticias y anuncios, Año I, Núm. 1, Puerto Rico, Mayo 1° de 1897, p. 4). Su Director era José Ferrer y Ferrer. Figuran como Redactores: Ramón Romero Rosa y Fernando Gómez Acosta.

Con ese esfuerzo y conciencia de clase, y desde la práctica de las luchas y de la  organización de la clase obrera pionera, desde el Primero de Mayo de 1897 se conmemora en Puerto Rico el revolucionario Día Internacional de los Trabajadores.

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Catedrático jubilado de la UPR-RP, historiador: fmoscoso48@gmail.com

 

      

 

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