Pronto vendrán los otros chats

Por Manuel de J. González/CLARIDAD

El chat de casi 900 páginas que, junto a los arrestos por corrupción, tienen al gobierno de Ricardo Rosselló guindando de un clavo, ¡sólo cubre 41 días! Comenzó el 30 de noviembre de 2018 y concluyó el 20 de enero de 2019. Antes y después de esas fechas los integrantes del “Team Rosselló”, que eran adictos a este tipo de operación, deben haber intercambiado mensajes suficientes para llenar todos los tomos de la antigua enciclopedia Británica. 

En las 889 páginas que conocemos gracias al Centro de Periodismo Investigativo abundan las conspiraciones para dañar reputaciones, estrategias para manipular encuestas, degradaciones personales, confesiones de delitos y miles de vulgaridades, todas ellas producto del “trabajo” de un pequeño grupo muy bien pagado. ¿Cuántas acciones del mismo tipo encontraríamos en los intercambios de mensajes a lo largo de dos años y medio?

Antes de este chat conocíamos el que se divulgó a principios de 2018 conocido como “el de WhatsApp”, por la aplicación para celulares utilizada en aquella ocasión. Como recordamos, aquel intercambio de mensajes se efectuó previo a las elecciones de 2016 entre el grupo de personas que ejecutaba la campaña electoral del entonces candidato Ricardo Rosselló. De allí surgía una clara conspiración dirigida a alterar el resultado de las elecciones manipulando el voto a domicilio de las personas “encamadas”. El escándalo que provocó aquel chat fue enorme y, aunque sólo se produjo la acusación criminal de una persona (el juez municipal que luego quisieron poner a cargo de la Comisión de Elecciones) representó el fin de carrera como “servidores públicos” de un grupo de allegados a Rosselló. 

Cuando se divulgó aquel chat, la administración de Ricardo Rosselló llevaba un año y en esos 12 meses el grupo íntimo de amigos tiene que haber producido intercambios suficientes para llenar media enciclopedia. Nadie los conoce aún, pero en alguna parte del ciber espacio deben estar aquellos chateos. Las computadoras y los teléfonos utilizados deben estar en algún almacén o gaveta de oficinas y casas. Varios de aquellos chateros ya se fueron o, como dijo hace poco Itza García, una de las que se fue, “están en el exilio”. La mayoría, sin embargo, se quedó y siguió formando parte del “team Rosselló”, muy bien ubicados en posiciones de poder o, todavía mejor, disfrutando de buenos contratos. 

Los que se quedaron luego del escándalo del WhatsApp no aprendieron de aquella experiencia. Según conocemos ahora, siguieron en la misma faena, documentando sus actos en el etéreo, pero descubrible, espacio cibernético. 

En algún momento en 2018 (puede que haya sido el 30 noviembre, cuando comenzó el chat recién conocido) decidieron abandonar WhatsApp y pasaron a Telegram, otra aplicación para teléfonos móviles supuestamente más “segura”. Según algunos entendidos, esta tecnología permite que los mensajes se “auto destruyan”, es decir, se borren luego de que el receptor los reciba. Otros entendidos dicen que tal cosa sólo la puede hacer la persona que dirige el chat, que en este caso era el propio Ricardo Rosselló. En este caso no los borraron. No sabemos si el chat que comenzó a partir del 20 de enero de 2019 utilizando la aplicación Signal pueda ser conocido, pero seguramente lo serán todos los que se mantuvieron antes del 30 de noviembre de 2018 utilizando WhatsApp. 

Los integrantes del chat recién divulgado nunca estuvieron desprevenidos. El 25 de diciembre de 2018, ¡el día de Navidad!, en medio de un frenesí de burlas, el más viejo del grupo, el exsecretario de Hacienda Raúl Maldonado, advirtió que lo que se estaba escribiendo “puede afectar la reelección” del Gobernador ya que no era “encriptado”. En aquel momento ninguno de sus interlocutores le hizo caso y no es hasta principios de enero, casi un mes después, que Christian Sobrino, quien siempre había sido uno de los más parlanchines, propuso que abandonara Telegram y pasaran a Signal. En la propuesta no se indican razones, pero obviamente estaba reaccionando tardíamente a la advertencia de Maldonado. Pocos días después el chat de Telegram concluye. 

Todo lo anterior indica que apenas estamos en la primera entrega de una larga lista de diálogos conspirativos. En algún lugar deben estar los intercambios a lo largo de 2018 hechos a través de WhatsApp, y los que se hicieron entre el 20 de enero y el 13 de julio de 2019 a través de Signal. Con toda probabilidad, todos ellos deben o debieron estar en poder de la misma persona que el día de Navidad de 2018 hizo la advertencia sobre el peligro que representaba un chat “no encriptado”: Raúl Maldonado. 

Maldonado regresó a Hacienda en febrero de 2019. Salió definitivamente de allí el 25 de junio, luego de provocar su despido denunciando la existencia de una “mafia institucional” en el departamento que dirigía. Entre una y otra fecha tuvo tiempo suficiente para copiar e imprimir todo lo que estuviera en las computadoras del Departamento o en celulares oficiales

No hay que ser muy espabilado para saber o esperar que los otros chats, los que tienen páginas suficientes para llenar una enciclopedia Británica, serán prontamente divulgados. También resulta obvio que toda esa información está en poder del FBI. Días antes de denunciar la “mafia institucional”, Maldonado sostuvo una reunión con agentes de ese cuerpo policial que, según su portavoz, se produjo a petición del todavía secretario. 

Si el FBI no actúa primero, todos los otros chats serán divulgados, por lo que estamos en medio de un verano que se proyecta extremadamente largo. 

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