Puerto Rico será chino

Jorge Luis Borges, en uno de sus brillantes relatos, nos refiere a la conversación con un personaje llamado Bioy Casares que recordaba haber leído un artículo enciclopédico sobre Uqbar.

En pocos días descubren un artículo que señala que toda la obra literaria de Uqbar es fantástica y que se refiere siempre a una región imaginaria de Tlön. La creación de un planeta ilusorio en todos sus detalles, Tlön, se plasma en una enciclopedia.

Siempre pienso en este cuento cuando leo noticias sobre el Estado Libre Asociado, el Estado 51 y nuestra clase política. No es que quiera minusvalorar la genialidad de Borges, ese escritor de ideología conservadora y radicalidad literaria. No es que nuestras construcciones discursivas se equiparen a las del argentino. Es que si hago una paráfrasis del cuento citado, quedaría perfecto. Déjenme compartirles los últimos dos párrafos de mi versión:

“El contacto y el hábito de la colonia han desintegrado el mundo. Es como si no existiese otra relación entre los pueblos que no fuese esa. Encantados por su falta de rigor la sociedad puertorriqueña ha olvidado y ha decidido olvidar que reinventarse en una situación política de subordinación es un rigor de esclavos y no de hombres libres. La enseñanza de la historia de Puerto Rico, como si fuese aquel planeta imaginario, ha sido suplantada por el cuento de la ausencia de historia.

Desaparecerán del pequeño planeta el español y, quizás, el inglés para ser suplantados por el mandarín tropical. Yo trato de no hacer caso. En los quietos días de mi cuarto en Carolina reviso una indecisa versión novelesca de la vida de Fanya Kaplan, la anarquista que en agosto de 1918, ciega como Borges, baleó a Vladimir Lenin”.

¿Qué es lo que nos hemos creído? No me atrevo a apalabrarlo. Sin embargo, puedo dar un ejemplo reciente. En un noticiario local, dos periodistas se disfrazan de príncipes para entrar al Reino Mágico de Disney. ¿No es eso lo que creemos? ¿No hemos construido ese periplo en nuestra imaginación como el viaje transformador por excelencia? ¿El medio millón que se ha ido en el último lustro no tiene una idea similar en cuanto que Disney es EEUU? Sé que estoy exagerando. La hipérbole sólo busca dramatizar lo que digo. Digo que hemos creado una realidad alterna que no resiste ninguna prueba. Que si la analizamos con rigor desaparece como lo que es, un delirio.

¿Acaso no lo era nuestra Constitución? ¿El pacto bilateral no era Tlön? ¿En qué planeta vivimos los puertorriqueños? Vivimos en un planeta pequeñito rodeado de un universo de corrupción por todos lados. Los invasores han colocado a siete enanitos para que administren la cosa. Y los habitantes, en general, con muy contadas excepciones, han aceptado el orden de las cosas.

Ahora la propuesta delirante es convertirnos en una especie de ELA chino. ¡Chino! Nada más y nada menos que traspasar la colonia a la esfera del país capitalista ideal, que no es EEUU sino China: libertad al capital y un estado autoritario que hace de guardia privado que reprime a los trabajadores de esa gran fábrica cuya capital es Beijing. Lo sabía. En unas décadas (un pestañeo de la historia) seremos una colonia china tropical. Eso si antes no nos invaden los hombrecitos verdes de Marte. O Miércoles, que es una sucursal de Mercurio.

El autor es profesor en la UPR en Río Piedras y director del suplemento cultural En Rojo.

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