Puertorriqueños en la Junta de Control Fiscal Imperial: Extraños en su país

Una grabación en audio de la conversación sostenida entre los estudiantes del sistema de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y el Presidente, dos miembros y la directora ejecutiva de la Junta de Control Fiscal, durante su  reunión de la semana pasada, refleja que los miembros del organismo con potestad para reorganizar las finanzas y la economía de Puerto Rico tienen un desconocimiento craso del País, sus instituciones y la vida de su gente común. En dicha reunión participó un grupo de estudiantes integrantes del Comité Negociador Nacional del Movimiento Estudiantil del Sistema de la UPR, y las voces escuchadas en el audio corresponden a Mikael Rosa, Angélica Valdés y Wilmari De Jesús. Por su parte, de la Junta asistieron José Carrión III, Presidente, Ana Matosantos y David Skeel, miembros del organismo y Natalie Jaresko, su directora ejecutiva. El audio se obtuvo de la cuenta de Soundcloud del Centro de Comunicación Estudiantil (CEE) y se compartió por otras redes sociales.

A través de la conversación grabada puede advertirse que los estudiantes fueron preparados a la reunión para discutir sobre una serie de temas sobre los cuales los miembros de la Junta de Control Fiscal estaban faltos de análisis o desconocían. Uno de esos temas fue la situación de la Escuela de Artes Plásticas y el Conservatorio de Música, instituciones de comprobada calidad académica que están amenazadas fiscalmente por los planes de la Junta y el gobierno de Puerto Rico, y sobre los cuales Carrión III admitió carecer de información.  “Yo desconocía de ese reporte” fue la respuesta parca y evasiva de Carrión III cuando se le presentó la información sobre Artes Plásticas y el Conservatorio.

Por su parte, Ana Matosantos, quien llevó la voz cantante durante el encuentro, hacía continuas referencias a su experiencia en el estado de California, sin aparentemente comprender que, aunque los números sean números, la diferencia en recursos entre California y Puerto Rico hacen dicha comparación insostenible. Sólo para que se pueda apreciar la falta de perspectiva en dicha comparación está el siguiente dato: si mañana California decidiera convertirse en una república y separarse de Estados Unidos, automáticamente se colocaría entre las primeras diez economías del mundo.  En sus intervenciones, Ana Matosantos no pareció advertir la relevancia de esa diferencia en cualquier análisis que se haga sobre la situación de Puerto Rico y de la Universidad.

En cuanto al recorte de $450 millones que dejaría inoperante a la Universidad de Puerto Rico, Carrión III pretendió despachar el asunto como “una diferencia filosófica”.  “Hay una diferencia filosófica”, dijo Carrión. “Nosotros vemos a la Universidad de Puerto Rico como la universidad de un estado, parecida a la universidad de Nebraska. Me parece que ustedes tienen una visión distinta de lo que representa la Universidad de Puerto Rico”, añadió.

Sólo para aclarar el desfase de la comparación, la Universidad de Nebraska, en el medio oeste americano, tiene cinco recintos y su campus principal en Lincoln, la capital, tiene una matrícula de 25,890 estudiantes. El costo de matrícula anual para los estudiantes del estado es de $8, 170.  Pero la situación económica entre Nebraska y Puerto Rico tampoco es comparable. Según datos del Censo de Estados Unidos, al año 2015 el estado de Nebraska tenía una mediana de ingreso por hogar de $54,906, un desempleo de 3% y una tasa de pobreza de 12.4%, mientras que en Puerto Rico la mediana de ingreso por hogar era de $18, 627, con 11.9% de desempleo y una tasa de pobreza de 46.2%.  Este abismo económico entre una y otra realidad va mucho más allá que una mera “diferencia filosófica”, ¿no les parece?

No en balde, la estudiante Angélica Valdés resumió su sentir en las siguientes palabras: “Yo soy de Caguas, es un pueblo en el centro de Puerto Rico, para los que aún no hayan recorrido la isla”. Y en referencia a la Junta, añadió: “La realidad de este cuerpo es muy distinta a la realidad de todos nosotros”.

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