Reflexiones de un Baby Boomer

SAN JUAN, PUERTO RICO 5 DE ABRIL DE 2002--ARTICULO SOBRE CUATRO AMIGOS DE UNA AMISTA DE SOBRE CINCUENTA ANOS. EN LA FOTO JAIME COLDOVA, TUTO MARCHAND Y JORGE SEGARRA.

 

Por Mandy Molina

No es una reflexión como tal pues esta llena de mucha tristeza. Hoy entrando en mi página de Facebook me encontré con un escrito que compartió el compueblano y amigo Francisco Hernández Ortega (Frankie para sus amigos de maldades). Eran unas palabras llenas de mucho dolor y a la vez ternura de una hija que no pudo despedirse de su padre.

Me coloqué en sus zapatos por un momento y recordé que hace casi 15 años pasé por la misma experiencia cuando un mes antes de visitar Puerto Rico para ver a mi padre éste se adelanto en el viaje y no pude darle un abrazo y un adiós final. Hoy, me entero con mucho pesar de la muerte de un gran puertorriqueño, un gran patriota, un gran independentista, un gran jugador de beisbol aficionado que dio lustre a nuestro suelo y un gran amigo para todo aquel que lo conoció. Yo distribuía CLARIDAD ocasionalmente en Barceloneta y veía su nombre y leía sus escritos pero en aquel entonces (mediados de los ’80)no tuve el honor y placer de conocerle personalmente.

Pasaron más de 20 años para lograr ese honor y en el año 2007 (mes de Julio) una delegación deportiva procedente de Puerto Rico visitó el parque de los Medias Blancas encabezada por el alcalde de ese pueblo (creo que solo recuerdo su apodo «Nia» o algo así) y entre los acompañantes distinguidos y acompañando a su hijo mas pequeño estaba Jaime Córdoba. Parecía que nos habíamos conocido de toda la vida y se sintió orgulloso de que yo fuera narrador de beisbol (para ese entonces narraba para los Medias Blancas y hacia los juegos de fin de semana de Milwaukee por Telemundo).

Fue una amistad que comenzó ese día y tan solo terminó ahora que supe de su fallecimiento. Ese día lo lleve de regreso al hotel junto a su pequeño hijo y al alcalde y con la música de Gilberto Monroig. Hablamos de béisbol, de la Patria, de política, de Roberto Clemente y de los hijos. Conoció a mi esposa cuando fuimos al siguiente día al Humboldt Park a ver a su hijo jugar contra un escogido de Chicago. Comimos alcapurrias, no tan buenas como las de Luquillo y pasamos un rato familiar.

Conocer a Jaime y compartir con el era como estar con ese amigo de siempre y del que no te aburres. Quedamos en vernos en las Fiestas Patronales de Luquillo (de San José creo) para marzo del siguiente año pero no se materializó pues quería ir para las elecciones de vacaciones y trabajaba con el gobierno y no me daban vacaciones para esa época. Fui en octubre y después de asentarme bien le llamé y quedamos en vernos. Yo quería ir a Luquillo el quería venir a Barceloneta para ir a La Boca y no se dio porque hubo una emergencia en su familia y quedamos en vernos en otra ocasión. Le llamé varias veces en Navidad para felicitarle y mantener el contacto. Con el pasar del tiempo y las incongruencias de la vida perdimos contacto. Tengo un gran recuerdo de el: su libro «Béisbol de corazón» donde habla de los héroes anónimos: los apoderados locales que meten su dinero sin esperar nada a cambio para que se juegue beisbol (aunque eso ha cambiado mucho) y una bandera de Puerto Rico con una dedicatoria escrita por el. «Quisiera darte la isla completa, pero aquí tienes un pedazo»…fue lo que me dijo al entregármela.

Lo que comenzó con un apretón de manos, termino con una abrazo de amigos y una amistad de siempre. Descansa en paz amigo y salúdame a Elliott Castro dile que me quedé con las ganas de conocerlo en persona.

 

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