Rescatemos el valor del Trabajo

 

Por Luis Pedraza Leduc/Especial para CLARIDAD

“Los valores de la dignidad humana están ardiendo en la noche democrática y no hay patrimonio de la humanidad más importante que la propia humanidad. La libertad, la igualdad, la justicia y la bondad son valores imprescindibles para un progreso social que no puede humillarse ante la mentira, el insulto, el racismo, el machismo y la avaricia.” 

Introducción del manifiesto suscrito y presentado por personalidades de la cultura en España el pasado 26 de abril, al hacer un llamado a votar a la izquierda frente a los odios de las mentiras reaccionarias.

En estos tiempos de ocupación bajo la Ley PROMESA, el imperio nos impone una carga adicional de alegada responsabilidad por las decisiones de otros. Crean una deuda impagable y quieren cobrarla de aquellos logros sindicales y beneficios sociales que el estado benefactor reconoció en la guerra fría vivida posterior a la Segunda Guerra Mundial.

La principal fuente de pago para la deuda del imperio es el salario del trabajador. El salario se compone del ingreso monetario que cada día de pago se recibe y de un salario marginal, es decir plan médico, pensión, licencias de vacaciones, bonos, y otras condiciones de trabajo que tienen un costo económico. Todo lo anterior es producto de muchos años de lucha y sacrificio. Se lograron en luchas políticas y sindicales por la clase obrera que salió fortalecida después de la Segunda Guerra Mundial.

Vemos entonces como el gobierno y los patronos impulsan medidas de ajuste estructural donde los derechos alcanzados son violados, no reconocidos y eliminados. Para ello han demonizado las luchas y las organizaciones que las realizan.

Nos presentan informes y estudios que pretenden justificar el cierre de escuelas, centros de salud y el despido de trabajadores. Legislan leyes para congelar convenios colectivos, eliminar derechos negociados, prohibir beneficios negociados sobre los mínimos reconocidos por una ley y desmantelan los procesos para reclamar indemnización ante violaciones de ley por un patrono. 

Todas las medidas presentadas tienen como objetivo desarticular toda lucha colectiva en torno a la defensa del trabajo. Para ello se valen de los avances de la tecnología creando procesos de producción individualistas y fragmentados donde el pensamiento colectivo, social y solidario debe desaparecer.

La otra fuente de pago a la deuda es la imposición de impuestos al consumo, la propiedad y los ingresos. Estos impuestos recaen sobre la clase trabajadora de diversas maneras. Por ello es que hoy se discuten acuerdos entre bonistas la Junta de Control Fiscal y el gobierno para asegurar la deuda de COFINA mediante el impuesto al consumo, IVU; es por ello que para la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica se propone pagar mediante un acuerdo sobre $28 mil millones para saldar la deuda de $9 mil millones; a los pensionados del sector público se le pide un pago-recorte de hasta un 25% de sus pensiones; a los municipios se les habilita para retasar la propiedad e imponer un nuevo impuesto.

Uno de los efectos inmediatos será la migración, con ello una reducción importante de la población por lo cual se espera que en una década no se puedan pagar los llamados acuerdos ni tengamos dinero para operar el gobierno. 

¿Que nos depara el futuro inmediato? Inseguridad y mayor pobreza. Por ello se impone la urgente necesidad de divulgar esta realidad y rescatar la base de toda riqueza, el Trabajo. Cuando decimos Trabajo, no hablamos del trabajo como una actividad explotadora y enajenante, no hablamos del trabajo como mercancía.

Por el contrario, hablamos del Trabajo como un Valor Social que nos realiza y nos libera como seres humanos. Nos referimos al Trabajo como un Valor Supremo que nos pertenece a todos y todas, convirtiéndose en un derecho de los seres humanos.

En estos tiempos de políticas neoliberales, que no es otra cosa que capitalismo al desnudo, crudo y salvaje, el trabajo adquiere su mayor nivel de explotación de hombres, mujeres, infantes y envejecientes. Mayor explotación para muchos, mayor riqueza para pocos.

Ese trabajo explotador no quiere reconocer derechos y beneficios de ningún tipo. Ese trabajo explotador niega al sindicato, no reconoce los convenios colectivos y pretende eliminar toda ley de protección y seguridad laboral.

Ese trabajo explotador no distingue al sector público del sector privado, no distingue condición social, género o raza. Tampoco distingue a envejecientes, estudiantes, mujeres.

Ese trabajo explotador solo aspira a tener mayor ganancia y riqueza en favor de la empresa privada. No le importa que en su afán de lucro se produzca mayor desigualdad, mayor desempleo, alza en el costo de vida, empleos precarios, mayor pobreza, migración, endeudamiento, en fin, inseguridad social.

Ese trabajo explotador niega todo bien colectivo, toda aspiración de la clase trabajadora. 

Ese trabajo explotador ha sido impuesto por la colonia y los intereses del capital mediante leyes injustas, fuerzas represivas e ideologías enajenantes. De esta manera ese trabajo explotador nos toca a todos y todas en cada faceta de nuestras vidas. No solo en un empleo, sino en nuestras comunidades, en nuestra casa, en nuestra Patria.

Es por ello que tenemos que construir una agenda de lucha para lograr un Trabajo Digno, que nos permita crecer como seres humanos y como Pueblo. Aspiremos a una agenda de lucha solidaria, que permita compartir la riqueza material, cultural y social que construimos día a día la clase trabajadora.

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