Será Otra Cosa: Estampas costumbristas de ayer y de hoy

 

Por Laurie Garriga/Especial para En Rojo

 

En 1799, Francisco de Goya publicó Los caprichos, sus estampas satíricas sobre la vida española del aquel fin de siglo. En esta serie de grabados el pintor aragonés criticó, de manera más o menos velada (cada imagen es acompañada de una breve frase), los excesos y los atrasos de la época: los vicios del clero y de la Inquisición, la desigualdad social y de género, la ignorancia, la superstición y la falta de instrucción.

Por temor a represalias, Goya sacó la obra de circulación poco después de publicarse. Por fortuna, conservó sus grabados y la edición fue reimpresa a los pocos años.

Aun cuando fueron motivadas por los preceptos de la razón y el progreso, las estampas de Los caprichossuscitaron en España otra serie de entregas que iban desde las sátiras mordaces hasta las reflexiones etnográficas. Los españoles pintados por sí mismos (1843-44) fue una suerte de punto medio. La obra, inspirada por su contraparte francesa Les français peints par eux mêmes(1840-42), es un retrato costumbrista enfocado en distintos arquetipos nacionales.

Escrita a varias manos, Los españoles pintados por sí mismos,incluye una xilografía del personaje, su descripción y un breve episodio donde se pone en evidencia su comportamiento (y, en ocasiones, su vicio). Entre los ‘personajes españoles’ hallamos arquetipos medievales como la celestina y el poeta, y figuras más contemporáneas como la cigarrera, el boticario (celebrado por su conocimiento científico) y la politicómana (llamada también a una mujer socialista).

En México y Cuba se publicaron sus respectivas versiones de Los españoles pintados por sí mismos. Ambos países destacan en cada arquetipo los usos, costumbres y tradiciones de la sociedad del momento. (Me llamó la atención que los cubanos enfatizaron la existencia de la suegra “del demonio”, el guagüero (una especie de vividor) y el calambuco o el falso creyente).

Hasta el momento no he encontrado una edición puertorriqueña de esta serie. Sí me topé con los Tipos y caracteres (1882) del asturiano-puertorriqueño Manuel Fernández Juncos. El primer arquetipo que describe es el tigre, un comerciante o empresario confabulado con el poder: “vanidoso, fatuo, soberbio, balandrón y sobre todo audaz […] cuanto mayor es la indolencia, el indiferentismo y la debilidad de carácter de sus convecinos” [logra] “manejar a su antojo los destinos del Municipio” (2).

Es un parásito “que nada produce y que medra siempre con perjuicio de tercero”, ocupa los puestos más lucrativos y explota los negocios más florecientes.  Además, “cobra el barato en toda filtración o fraude, y vive, y gasta, y triunfa a expensas del vecindario con la mayor impunidad” (11).

Los Tipos y caracteres de Fernández Juncos parecen compartir ciertos preceptos de la Ilustración que veíamos en Los Caprichos de Goya. En el caso de Fernández Juncos, hombre liberal y autonomista, proponía que sus retratos se convertirían en un documento histórico, en cosa del pasado, con el progreso y el cambio de régimen. Es decir, una vez cambiara el régimen político, de una colonia a una provincia española iban a desaparecer los arquetipos por él descritos: “[Los tipos y caracteres] podrán servir en no lejano día para recordar ciertos tipos que desaparecerán en breve, y otros que sufrirán profundas modificaciones, a medida que la colonia se vaya transformando en provincia y entrando de lleno en la vida nacional” (VII).

Para terminar el primer arquetipo, el autor nos avisa que el tigre concentra en sí “todos los monopolios, todos los abusos, todos los poderes y toda la autoridad” (11). Finaliza el retrato, que carece de representación pictórica, diciendo que el tigre no se queda tigre, evoluciona, se transforma y se reviste… como hemos visto hasta el sol de hoy.

*En orden de aparición: Ilustración 1: Los caprichosde Francisco de Goya (1799), Ilustración 2: Los cubanos pintados por sí mismos(1852) e Imagen 3: Tipos y caracteres(1882).

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