Será otra Cosa: Poema para la ocasión

Por Sofia I.Cardona/Especial para En Rojo

Poema para la ocasión

La ocasión es ésta.

Aquí están todos los otros.

Ahora soy la voz, la única que suena en mi cabeza.

Soy la Reina.

Hoy casi imagino un incidente

y cuando recupero su memoria

este sosiego me parece extraño.

Debe ser la madrugada.

Alguna vez fui, alguna vez soñé,

alguna vez tuve miedo y me atrevía.

Después dormí, como esta noche,

y ahora no puedo

no debo, tal vez, recuperar 

la rabia, el ansia, la indignación, la esperanza.

¿Y por qué no?

¿No soy acaso dueña de los sueños?

¿Me queda tiempo?

¿Me quedan cosas por decir?

¿Alguien me escucha?

¿Es esta tribulación, indigestión? 

¿Llegó la regla?

No puede ser. Escucho apenas las voces de hace un rato.  

Pasa un avión. Oigo los pájaros.

Amanece. Alguien pasa frente a casa en bicicleta.

Aúlla como un lobo solitario.

O acaso sueño

y la fiera duerme lejos

quieta en su fiebre, atribulada,

como si nada.

 

Sofoco

a Edna

Y de momento, amiga: el fuego.

Ya es tarde,

lo sabemos,

acaso es mediodía

o ha sido algún principio – madrugada – 

ahora que todo – o casi todo –  es predecible.

Empieza por las sienes.

Sobre mi frente susurra un ángel invisible.

Bate sus alas frente a mí

deja su ardor mordido entre mis labios.

Toda roja y quieta, la emoción,

sudorosa la axila.

Ha descendido el rumor piernas abajo.

Este cuerpo que era mío y abandono,

esa entrada al infierno que ofrecía

el paraíso encendido en un zarpazo

o la hojarasca final

las brasas frías 

y todo queda

y pasa

y vuelve

sofocado.

 

Qué hacer para no morir

Soy pequeña y miro el mar

una criatura que ondula y mueve.

Estoy dentro de ella

y me siente.

Busco la orilla

 – mamá, mamá –

las piernas pesan,

los pies se atrapan,

la onda llega,

me tira

y me revuelve

trago agua

me arrastro

detrás rugen

no estoy a salvo

la arena raspa

y la onda es sólo espuma.

Abro los ojos:

en estas manos, entre los dedos,

encaramadas en las pestañas: la sal, la arena,

por todos lados

ofrendas del mar: 

un minúsculo universo 

para recordar el viaje.

 

La foto

También nosotros fuimos peludos y optimistas

esa imagen de ayer es testimonio

recorríamos calles, salas, cementerios,

trampas, gráficas, océanos, estaciones,

todo porque sabíamos que nunca sería suficiente.

Creíamos que la felicidad era tan posible como era,

y la belleza andaba como el polvo, sobre todo,

entre todo

bajo todo,

sobre todo

sobre todo en el tiempo en que mirábamos el mundo

frente a frente

y esperábamos. 

Esa era yo, ese eras tú

hace unos años

hace una tierra de por medio y varios temporales.

Algo pasó

puede que el aliento de varias catástrofes

o el desplazamiento de las células

y las tremendas mutaciones:

cambiábamos.

Entonces estábamos aquí

y allí 

y más allá:

continuábamos la espera.

Hoy la luz ya terminaba,

y encontré esta foto entre tus cosas

y pensé, esos éramos nosotros,

éramos también peludos y optimistas,

aquí tengo la prueba:

la sombra de un momento en que ganábamos

porque el deseo era todo en la alegría

porque nunca imaginábamos finales

todo era como éramos, constantes,

puro latir, como estos otros,

también ellos son peludos y optimistas

y juran que se tienen para siempre.

Artículo anteriorLes daré una torre
Artículo siguienteLa vocación de amistad