Siempre vivo Comandante

Por Rosa Julia Parrilla Ayala

Especial para CLARIDAD

El Semanario Claridad siempre ha sido para mí, como periodista y como ciudadana, un referente imprescindible de la información fidedigna y de las opiniones respetables y eruditas de lo que ocurre en nuestro país. Por eso nunca me atreví a pensar en colaborar en El Periódico de la Nación Puertorriqueña. Pero la muerte, solo física, del licenciado Carlos Gallisá Bisbal me ha movido a hacer esta colaboración en agradecimiento como una puertorriqueña que disfrutó y atesoró sus opiniones sobre el pasado, presente y deseos de futuro de nuestra nación.

Muchos tienen el privilegio de guardar recuerdos de luchas y batallas compartidas por la Independencia de Puerto Rico y en contra de la corrupción y otros males que siempre atentan contra nuestra sociedad. Mi recuerdo de Carlos Gallisá será precisamente, cómo dejó de ser el recuerdo del miedo al cuco, para ser el recuerdo de una persona altamente respetable por su inteligencia, su sentido de la ética, la justicia y sobretodo su valor para defender el principio de que Puerto Rico tiene el derecho y la capacidad para tener un sitial Libre y Soberano en el mundo.

Tengo que ser justa y mencionar que en mi formación como Ser pensante, sí tuve el privilegio de tratar y compartir con otras dos figuras como don Juan Mari Bras y David Noriega, con quienes corté el cordón umbilical del prejuicio por “miedo al cuco independentista” con que fuimos criados, digamos por ignorancia y no por maldad, gran parte de mi generación y anteriores. Enseñarle a la gente a pensar ha sido considerado históricamente como una acción imperdonable por quienes han querido controlar y someter a la masa desde que el mundo es mundo. Así que cuando tienes el valor y el temple para atreverte a ser una voz de conciencia, se paga el precio de convertirse en “el cuco” de la batalla que se libre. Sin embargo, siempre se obtiene como ganancia, que esa voz que encendiste como una antorcha en la conciencia de las personas a las que llegues dentro de esa masa, nunca se apagará aunque tu materia deje de existir.

Mi abuelo que era sastre, utilizaba la analogía de la ropa para explicarnos la relación entre el espíritu y la materia. Nos decía que cuando el muriera, no lo fuéramos a buscar al cementerio ya que no estaría allí porque, “esto que tenemos (la materia) es un trajecito que nos prestan para cumplir nuestra misión y cuando hemos cumplido lo entregamos y lo que realmente somos, nuestra alma, no muere y va a otra dimensión”. Por eso estoy convencida que El Comandante Galli, como aprendí a decirle cariñosamente, siempre estará vivo en la mente y en los corazones de quienes tuvimos en mayor o menor grado la oportunidad de beneficiarnos de su conocimiento, su sabiduría y su ejemplo. Independientemente del ideal político que se defienda, todas las personas que se precien de ser buenos puertorriqueños y puertorriqueñas, deben reconocer con respeto a una figura como Carlos Gallisá, que inculcó valor para defender los principios dignos, asi como disciplina y tesón para moldear la inteligencia en pro de una causa tan justa y requerida como lo es la Libertad y la Soberanía de nuestra Patria.

Parafraseando a Violeta Parra, gracias a la vida por haberme dado la oportunidad de aprender de figuras como él, a quien hoy le decimos hasta luego. ¿Que lo vamos a extrañar? Sí, ¿que hubiéramos querido seguir escuchando sus opiniones y consejos por radio, por sus escritos o en persona? Por supuesto, pero una de los mayores aprendizajes es que somos almas encarnadas y debemos aceptar el para qué de aquello que en principio, ni entendemos, ni aceptamos. Lo que nos ocupa y acciona es el hecho de que por su obra y su palabra el Comandante Galli estará siempre vivo como referente en nuestra conciencia colectiva. Y como prueba de ello termino con la consigna con la que nos enseñó a despedirnos… Venceremos. 

La autora es periodista

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