Sinfonía de cacerolas en Condado

Foto: Víctor Birriel

 

Por Giancarlo Vázquez López/CLARIDAD 

gvazquez@claridadpuertorico.com 

Estamos frente a la residencia de José Carrión III, presidente de la Junta de Control Fiscal. 

En el último piso del condominio El Campeador anida un buitre. En su definición más básica, el campeador es un guerrero que, por sus acciones, sobresale en el campo de batalla; o un batallador, como quisieron decir moros y cristianos cuando llamaron a Ruy Díaz de Vivar el Cid Campeador. 

En el mundo de los videojuegos, específicamente en los shooter games un campero —que no es lo mismo que campeador, pero se parece— es aquel que se esconde en un determinado lugar para matar a sus enemigos en el juego. En español, un vela güira.

Bueno, no digo que José Carrión III sea un guerrero digno de admirar por sus hazañas. Yo no digo que el tipo es un héroe. Todo lo contrario. ¿Un campero? Quizás. Con la única diferencia de que él no se esconde. Huye, pero no se esconde. La cuestión, a fin de cuentas, es que yo no pienso que el sea un campeador, pero él sí cree que lo es. Tanto así, que le pone su nombre a calles y edificios.

El condominio El Campeador solo es una de las casas que tiene Carrión. El miércoles 9 en la noche, un grupo de manifestante se reunió en la plaza Antonia Quiñones en Condado, luego de que la coalición Construyamos Otro Acuerdo hiciera una convocatoria para sonarle las cacerolas a Carrión frente a su lujoso apartamento. 

El primer cacerolazo se llevó a cabo hace unas semanas frente a otra de sus residencias. Una que según dijo Armando Santiago Pintado, uno de los coordinadores de la coalición, está alquilada. 

En total han identificado cuatro casas que le pertenecen a Carrión. Aunque no hay fecha de convocatoria, es seguro que la próxima sinfonía de cacerolas será muy pronto frente a otra de estas… 

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