Soberanía deportiva en Lima 2019

 

Por Rafah Acevedo / En Rojo

En el verano de 1948, en Londres, el Comité Olímpico Internacional reconoció la soberanía deportiva de Puerto Rico. En ese ámbito, la isla tenía representación como nación colocando a nuestros atletas en el mapa deportivo internacional. Ese mismo verano, el 11 de junio de 1948, el Gobernador de Puerto Rico, Jesús Toribio Piñero, firma una ley que hizo ilegal la advocación pública de la independencia, la Ley Número 53, que estipulaba lo siguiente:

“Para declarar delito grave el fomentar, abogar, aconsejar o predicar, voluntariamente o a sabiendas, la necesidad, deseabilidad o conveniencia de derrocar, destruir o paralizar el Gobierno Insular, o cualquier subdivisión política de este, por medio por medio de la fuerza o la violencia; y el imprimir, publicar, editar, circular, vender, distribuir o públicamente exhibir con la intención de derrocar, paralizar o destruir el Gobierno Insular o cualquiera de sus divisiones políticas, cualquier escrito o publicación donde se fomente, abogue, aconseje o predique la necesidad, la deseabilidad o conveniencia de derrocar, paralizar o destruir el Gobierno Insular o cualquier subdivisión política de este, por medio de la fuerza o la violencia, así como el organizar o ayudar a organizar cualquier sociedad, grupo o asamblea de personas que fomenten, aboguen, aconsejen o prediquen tal cosa y para otros fines.”

Adriana Díaz Fotos: Alina Luciano
Franklin Gómez
Westly Vázquez y Ryan Sánchez

Si bien es cierto que en ningún lugar la ley dice, de manera clara y precisa, que la bandera de Puerto Rico está prohibida, los atletas de Puerto Rico en las Olimpiadas de ese año, nueve deportistas y tres funcionarios liderados por José “Fofó” Vicente Chandler, utilizaron una bandera blanca con el escudo oficial de Puerto Rico. La bandera nacional no tenía reconocimiento oficial ni internacional.  Y en la isla, esa bandera era evidencia de violación a la Ley 53.

Ese mismo año, el 2 de noviembre, se realizaron elecciones generales en Puerto Rico.  Fue la primera vez en la historia de la isla que se permitía que los ciudadanos habilitados para votar pudieran elegir directamente a su gobernante. Las enmiendas a la Ley Jones permitieron esto y, además, además el gobernador podría nombrar a su gabinete. Quedaban claros controles coloniales, entre estos, que los jueces del tribunal supremo fueran nombrados por el presidente de Estados Unidos.  En Puerto Rico la “guerra fría” era helada. En ese contexto se dio aquella participación deportiva.

Sin embargo, este no fue el primer gesto de soberanía en unos juegos deportivos internacionales. En los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en El Salvador en 1935 los atletas puertorriqueños en un valeroso gesto de desobediencia civil, desfilaron con una bandera puertorriqueña. La llevaban escondida en la maleta del entrenador Cosme Beitía. Los medallistas puertorriqueños utilizaron el himno del país anfitrión por no tener Puerto Rico himno oficial. En octubre de ese año ocurre la Masacre de Río Piedras. En marzo del 1937 la Masacre de Ponce. El contexto de aquel gesto es ese. Represión mortal contra la manifestación de la nacionalidad.

Otra gesta de soberanía deportiva fue la de 1980. En aquel entonces el presidente James Carter (sí, homónimo de aquel armador que jugó en nuestra selección de baloncesto)  llamó a un boicot de los Juegos Olímpicos de Moscú en protesta por la invasión a Afganistán por parte de la Unión Soviética en medio de la guerra civil en aquel país. Puerto Rico, para asombro del concurso de naciones libres, rehusó unirse al boicot. El  Comité Olímpico de Puerto Rico ejerció su soberanía deportiva y la isla desfiló en el Estadio Lenin representados por los boxeadores Mercado, Molina y Pizarro. Con ello se unió a naciones como  Andorra, Australia, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Reino Unido, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Puerto Rico, San Marino y Suiza que participaron en los JJOO aunque bajo la bandera olímpica o bajo la bandera de su respectivo comité olímpico.

En resumen, la soberanía deportiva actual tiene, entonces, que vincularse con una lucha en otros contextos. Aún hoy, cuando parecería que esa soberanía deportiva está garantizada, debemos recordar que en nuestro propio país esa soberanía puede ser violentada. Esto es así porque no son las autoridades puertorriqueñas las que pueden garantizar la presencia de delegaciones extranjera. Como explicaba Fufi Santori hace mucho tiempo, aquí aplican las leyes de inmigración de los Estados Unidos y eso supone que a atletas cubanos, venezolanos, o que hallan puesto una rodilla en el suelo al escuchar el himno norteamericano se les puede prohibir la entrada a la isla. 

Hace unas semanas se celebraron los Juegos Panamericanos en Lima.   Puerto Rico participó como lo ha hecho desde que se realizaron los primeros en 1955. La isla fue sede hace 40 años, ocasión que fue reseñada en este semanario hace par de semanas. La actuación de nuestos atletas fue muy exitosa.  Lima 2019 concluyó con el total más alto de medallas en los últimos 28 años. En los Juegos de La Habana, Cuba, Puerto Rico ganó 27 (3 oro, 13 plata y 11 bronce). Los Juegos con mayor cantidad de medallas ha sido Indianápolis 1987 con 29 (tres de oro, seis de plata y 20 de bronce). Recibieron medalla de oro Oscar Collazo (sí, homónimo del héroe nacionalista), Adriana Díaz, Daniely Ríos, Melanie Díaz, y Brahiam Maldonado. También el equipo de béisbol, disciplina en la que Puerto Rico es una potencia mundial. La plata en 3X3, en basquetbol, y la plata y bronce de Vázquez y Sánchez en 800 metros se unieron a la plata del consistente  Franklin Gómez  (plata en lucha) y las de Medina, Ruiz, Rivera, Colón y Rivera en poomsae (formas de defensa y ataque en taekwondo) entre otros y otras.

En Rojo presenta una galería en homenaje a todos nuestros atletas agradeciendo la gesta de representar al país en el mundo. ¡Sufre, Gigi!

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