Todavía escasean las pruebas de COVID-19

 

Por Gabriela Ortiz Díaz/Especial para CLARIDAD

Hasta ahora, Puerto Rico no se ha acercado al contagio exponencial del novel coronavirus COVID-19 que se registra en otros países. Sin embargo, como han señalado los expertos en el tema, la isla no está exenta de reflejar las estadísticas internacionales en cuanto al aumento diario de casos confirmados con este virus. 

Así esa realidad, al lunes 23 de marzo en la mañana, el Departamento de Salud de Puerto Rico había anunciado 8 nuevos casos de COVID-19, para un aumento de 23 a 31 durante horas de la noche del domingo y la madrugada del  lunes. También se había registrado la segunda muerte por coronavirus. En esta ocasión —la primera muerte fue de una turista italiana que se encontraba hospitalizada en la isla desde principios de marzo cuando llegó a bordo del crucero Costa Luminosa— se trató de un hombre de 73 años, turista que venía desde Nueva York a vacacionar en la isla. 

Según el Departamento de Salud, el turista de 73 años, con un cuadro clínico complicado, comenzó a presentar en Puerto Rico los síntomas relacionados con el virus. La notificación de que el fallecido comenzó a padecer los síntomas en la isla coincidió con lo que reportó el Hospital de Veteranos este lunes: que, a ese momento, entre los 13 casos positivos a COVID-19 en ese hospital se incluían personas que llegaron ya contagiadas a la sede, que se encuentra en San Juan.  

Ambas confirmaciones demuestran que la cantidad de pruebas realizadas en Puerto Rico, 301 entre las evaluadas y en espera de evaluación al 23 de marzo, no va a la par con el porcentaje de personas que pueden ser portadoras del virus y que no necesariamente están aisladas o presentan síntomas. Varios expertos estiman que si en Puerto Rico se aspira a tener un nivel de pruebas similar al de Corea del Sur, que cuenta con un programa tremendamente efectivo según han revelado, se tendrían que realizar entre mil y 2 mil pruebas por día en esta etapa de la epidemia. 

El sector salubrista internacional ha indicado que los esfuerzos para controlar el contagio y para minimizar el número de muertes tienen que estar concentrados, principalmente, en la detección del virus mediante la disponibilidad y acceso a pruebas clínicas. En ese sentido, la epidemióloga Ana Patricia Ortiz Martínez, profesora en la Escuela de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas, citó en entrevista con CLARIDAD al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien ha resaltado que “no podemos combatir un fuego a ciegas, por lo que no podemos combatir esta pandemia si no sabemos quién está infectado”. 

La recomendación hoy día de la OMS para suprimir y controlar la epidemia es que los países deben identificar, aislar, hacer la prueba y trazar cada contacto de las personas infectadas.  

A pesar de que realizar pruebas ha sido la acción más efectiva en otros países y de que en la isla algunos de los principales laboratorios clínicos (Laboratorios Toledo, Laboratorios Borinquen, Immuno Reference Lab, CorePlus, entre otros)  tienen la capacidad para realizar sobre 1,500 pruebas al día (tal como le han confirmado a CLARIDAD fuentes conocedoras del tema), aún no se han acelerado los pasos para la implantación de esta prioritaria medida. 

La pregunta que sigue en el tintero, mientras continúa corriendo el tiempo de cuarentena en el país, es por qué en Puerto Rico se han realizado tan pocas pruebas. La clase médica de la Isla se hace la misma interrogante. No obstante, también tiene que tenerse en cuenta que Puerto Rico ha estado a merced de varios factores relacionados con esta problemática del manejo de pruebas y resultados: primero, del envío a Estados Unidos de pruebas realizadas para analizarse allá y, segundo, de que se capacitaran los laboratorios locales y su personal para que siguieran el procedimiento que requiere el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés).   

¿En qué consiste la prueba del COVID-19? 

La prueba más importante y de mayor urgencia es la prueba de Polymerase Chain Reaction (PCR), con la que se detecta el material genético del virus en forma de RNA (ácido ribonucleico). Esta prueba es extremadamente sensitiva y confiable ya que provee una idea de cuánto virus tiene la persona en el momento en que se realiza la misma. 

También existen la pruebas rápidas que detectan los anticuerpos que genera un paciente para combatir la infección. La diferencia es que la rápida evidencia si el individuo ha estado expuesto o no al virus, mientras que la prueba de PCR detecta y cuantifica la concentración de virus en el paciente al momento de la realización. 

Complicación: los casos asintomáticos 

Un portador asintomático es el que puede estar transmitiendo el virus sin saberlo cuando va al supermercado o a echar gasolina. “Por eso es que hay lugares en el mundo, como en el pueblo Vo en Italia, que hicieron una primera ronda de pruebas. Los resultados arrojaron que el mayor porcentaje de personas a las que les realizaron las pruebas no padecían síntomas”, comentó la Dra. Ortiz Martínez en entrevista. 

“Lo de las pruebas va a ser vital para reconocer las personas asintomáticas. Si nosotros no sabemos la carga de la enfermedad (cuánta gente se ha infectado) no podemos emplear estrategias efectivas”, continuó la experta. Aunque dijo que la medida gubernamental del toque de queda fue “positiva”, también reconoció que “para saber si es efectiva, se tienen que hacer pruebas. ¿Cómo se monitorea el impacto de la intervención, que fue mandar a todos para las casas, si no se tiene información de base de cómo van progresando los casos?”, agregó la epidemióloga. 

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