TOPOGRAFÍA: La pequeña Utopía

Papá, ¿por qué tengo que ir a la escuela? Para que aprendas mucho. ¿Y para qué? Para que puedas conseguir un empleo y trabajar. ¿Y para qué? Para que puedas vivir y . . . Pero yo ahora vivo y no trabajo. Pero estudias. Quiero decir que en el futuro, cuando seas grande, puedas tener tu casa, comprarte comida etc. ¿Entonces la casa hay que comprarla? Sí, hay que pagarla con dinero. Y esta casa, ¿tú y mamá la compraron? ¿Es de nosotros? Bueno, sí y no. ¿Cómo es eso, papá? Te explico. La casa, aunque vivamos en ella, en realidad, no es nuestra, nosotros se la pagamos al banco. Cuando terminemos de pagarla, será, por fin, completamente nuestra. ¿Y cuándo será eso, papá? Uf, para eso faltan años. ¿Y mientras tanto, ustedes trabajan para pagarla? Sí, para pagar la casa y otras cosas. ¿Y si el banco nos regala la casa, tú y mamá no tendrían que trabajar para pagarla? Trabajamos para pagar otras cosas también, pero si el banco nos regalara la casa, no, no tendríamos que pagarla. Pero el banco, hija, no va a hacer eso. ¿Por qué no? Tú me has dicho que uno le regala cosas a la gente porque sí, porque la quiere, como cuando ustedes me regalan cosas a mí. Tienes razón, pero es que el banco quiere aumentar sus ganancias. No va a querer regalarnos la casa. O sea, papá, que el banco no nos quiere. Bueno, digamos que el banco no nos quiere del modo en que tu mamá y yo te queremos. ¿Y por qué la casa es del banco? Digamos que nos prestó el dinero para comprarla, y ahora nosotros le devolvemos ese dinero al banco. Pero, papá, si el banco les prestó dinero entonces les ayudó, y eso quiere decir que nos quiere. Bueno, hija, lo que pasa es que ahora hay que pagarle una cantidad mayor. ¿Por qué? Por lo que te dije antes, el banco quiere obtener más dinero. ¿Pero, papá, por qué el banco es así? Hija, así son las cosas en este mundo. Papá, ¿y en toodo el mundo es así? ¿Toda la gente en el mundo tiene que pagarle su casa al banco? No estoy seguro, pero creo que hay países donde no es así. ¿Y para qué otras cosas tienen ustedes que trabajar? Como ya te dije, para pagar por la luz, el agua, los alimentos. ¿También la luz y el agua se compran? Sí, se paga por todo eso. ¿Entonces hay que pagarle al sol y a la lluvia? No exactamente al sol y a la lluvia, pero al gobierno o a la compañía que se dedique a ese negocio. ¿Cómo que un negocio? No entiendo, papá. Pues como ya te dije, es como el banco. Para que recibas el servicio de agua y luz tienes que pagar. Tú dijiste que el banco era el dueño de la casa, ¿ahora me vas a decir que el gobierno o una compañía son los dueños del sol y de la lluvia? Bueno, no es que sean los dueños y ya, es que traer la luz y el agua hasta las casas es un servicio por el que se paga. Pero una amiga en la escuela me dijo que su mamá ya no pagaba luz porque la cogía directamente del sol. Esa es una buena idea, a lo mejor la mamá de tu amiga tiene una planta solar que almacena la luz del sol. Y también me dijo que ellos pusieron una palangana bien grande en el techo de la casa para recoger la lluvia y ya no tienen que pagar el agua. Tú te refieres a una cisterna, sí, claro, esa es también una buena idea. O sea, papá, que si el banco nos regala la casa, cogemos la luz del sol y ponemos una palangana grande para la lluvia, entonces ustedes no tendrían que trabajar y habría más tiempo libre. No es tan fácil, hija. Pero tú me dijiste que el trabajo es para conseguir el dinero para pagar la casa y las cosas. Sí, pero también hay que comprar comida. Ah, es verdad, sí. Pues solo trabajarían para comprar comida y ya. Oye, hija, también hay que pagar por el médico, las medicinas y, si fuera necesario, por el hospital. Ah, ¿también hay que pagar si uno se enferma? Así mismo, hija. ¿Pero, papá, por qué hay que pagar por eso? Ya te dije, eso también es un negocio. Todos quieren sacar ganancias, tener más dinero. Pero vamos a ver, papá, si todo, óyeme bien, toodo fuera gratis y nadie le tuviera que pagar nada a nadie porque nadie le debe nada a nadie, ¿no sería más fácil vivir? Hija, ¿y cómo la gente va a obtener las cosas que necesita si no las compra? Ay, pues bien fácil, con un intercambio de regalos. Tú le das un servicio al vecino y él te da uno a ti. Tú, por ejemplo, ¿trabajas? ¿Cómo que si trabajo, es que tú no me ves? Sí, es verdad. Pues como te decía: tú haces lo tuyo y otras personas hacen lo suyo y así todos colaboran. Bueno, ¿y tú por qué te preocupas tanto, es que no quieres ir a la escuela? No, si a mí me gusta la escuela. A mí me gusta aprender a hacer cosas, saber, preguntar. Eso ya lo veo. Pero, papá, eso del trabajo no lo entiendo bien. Hija, ¿no te lo acabo de explicar? Sí, pero no sé, suena aburrido y me pone triste. Me dices que hay que trabajar para conseguir dinero, y resulta que el dinero es para pagar la casa, la luz, el agua, la comida y las medicinas. Entonces a las personas se les va el tiempo en buscar el dinero para pagar esas cosas para entonces al otro día volver a buscar el dinero para volver a pagar esas cosas y así. ¿Y cuándo se termina eso, papá? No entiendo. No entiendo. Hija, no se puede vivir sin trabajar. Pero, papá, la gente no tiene tiempo libre si debe trabajar tanto para pagar las cosas. Bueno, digamos que es una necesidad de la que nos quisiéramos liberar. ¿Entonces, papá, el trabajo es como tener mala suerte, algo que te pasa pero que tú no quieres que pase? Algo así, hija. ¿Y todos lo que viven tienen esa mala suerte? Bueno, yo diría que casi todos. ¿Cómo que casi todos, hay quienes no trabajan? Hay pocas personas que no tienen esa necesidad. ¿Entonces nacieron con buena suerte? Tal vez se podría decir eso. ¿Y quiénes son, papá, dime, quiénes son? Bueno, yo no los conozco personalmente, pero supongo que son los dueños de las tierras y de las grandes industrias, de compañías de petróleo, comunicaciones, computadoras etc. ¿Como el banco al que le pagas la casa? Así mismo. Pero tú dices que son pocas personas. Sí. ¿Y siendo tan pocos tienen tanta buena suerte? Sí. ¿Son como los dueños de casi toda la buena suerte? Se podría decir que sí. ¿Y cómo es que no comparten su buena suerte con los que tienen mala suerte? Por la misma razón que el banco no nos regala la casa. Ellos quieren poseer más dinero. ¿Y por qué los que tienen poca suerte no hablan con los dueños de casi toda la buena suerte para que los ayuden? Una gran pregunta. Pero es más complicado. ¿Y bueno, tú que tanto preguntas, qué harías con el tiempo si no tuvieras que trabajar? Pues haría lo que quiero hacer, no importa el trabajo o el esfuerzo, porque es lo que deseo hacer. ¿Quieres ver la lista? Empezaría por hablar mucho con los abuelos para que me contaran cómo empezó todo esto . . . Está bien, hija, te creo. Ahora, por favor, trabaja con tus tareas que se hace tarde. Ah, y gracias, Utopía. ¿Por qué, papá? Lo sabrás cuando esto salga publicado.

El autor es profesor de la UPR en Río Piedras.

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