Un asiento en la ONU

Thelma Mielke, amiga del derecho de los pueblos a su autodeterminación e independencia y, por ende, de la causa de la independencia de Puerto Rico, conoció a Don Pedro Albizu Campos mientras éste convalecía en el Hospital Columbus, en Nueva York, tras su salida de la prisión federal de Atlanta, Georgia, en la década de 1940. Thelma pertenecía a la Liga Americana por la Independencia de Puerto Rico (American League for Puerto Rico’s Independence), un grupo de pacifistas estadounidenses, fundado en diciembre de 1944, que apoyaba, además, la causa de independencia de la India, así como la línea de no violencia postulada por Gandhi. Formaban parte del grupo, además, Ruth Reynolds, el reconocido pintor Rockwell Kent y la novelista Pearl Buck, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1938. Estos no lograban entender cómo el gobierno de su propio país, que pretendía ser ejemplo de libertad y de democracia ante el mundo, mantenía sojuzgado al pueblo puertorriqueño.

En octubre de 1945, al establecerse formalmente la Organización de Naciones Unidas (ONU), Albizu Campos se propuso lograr el reconocimiento por parte de dicho organismo internacional para el Partido Nacionalista como una organización no gubernamental, con la otorgación de un puesto de ‘observador’. Con tal propósito, le planteó a la joven estadounidense representar al partido en dicha gestión. Fue así como, desde finales de 1946, Thelma Mielke asistió a las reuniones de la ONU y fungió como corresponsal de la revista Puerto Rico, órgano oficial del partido. En 1947, el Partido Nacionalista fue reconocido oficialmente por la ONU como una organización no gubernamental, y Thelma se integró formalmente como observadora, asumiendo, así, su compromiso solidario con la independencia de Puerto Rico.

El 15 de diciembre de ese mismo año, Albizu regresó a Puerto Rico y, seis meses más tarde, en 1948, se aprobó la Ley de la Mordaza, que criminalizaba la prédica independentista, convirtiendo en delito cualquier expresión pública que pudiera interpretarse como un llamado a la resistencia u oposición al colonialismo en la Isla, recrudeciendo la persecución contra el independentismo. Como consecuencia de la Insurrección Nacionalista del 30 de octubre de 1950, y del ataque nacionalista a la Casa Blair el 1ro de noviembre del mismo año, se desató una represión desmedida contra comunistas e independentistas, y, particularmente, contra los nacionalistas. Miles de personas fueron arrestadas.

A raíz de la Insurrección, Mielke acudió a las oficinas de la ONU, en Nueva York, a requerir, mediante carta al Secretario General, que se atendiese urgentemente el caso de Puerto Rico, argumentando que no se trataba de un mero caso doméstico –como habían querido hacer ver a través de los medios de comunicación el gobierno federal y su gobierno títere en la Isla–, sino de un caso colonial. Como respuesta, recibió en su casa, en Greenwich Village, varias “visitas” de agentes de la policía y del FBI, y el 6 de noviembre, le fue revocada su credencial como observadora del Partido Nacionalista de Puerto Rico en la ONU. En noviembre de 1952, tras la instauración de la farsa del Estado Libre Asociado, Mielke le escribió al Presidente de la Asamblea General de la ONU solicitándole, infructuosamente, la devolución de su credencial como observadora.   

Siempre mantuvo su solidaridad con la lucha por la independencia de la Isla. Disuelta la Liga Americana por la Independencia de Puerto Rico, participó en otras organizaciones de apoyo a nuestra causa como la “Americans for Puerto Rico’s Independence” y el “Committee for Justice to Puerto Ricans”.

La labor realizada por Thelma Mielke podría considerarse como el inicio del Caso de Puerto Rico en la ONU. Thelma ha sido la única persona reconocida por la ONU que ha representado a Puerto Rico como observadora oficial ante dicho organismo internacional… Y Pedro Albizu Campos fue quien concibió dicha proeza.

Fuente: Calendario Nuestros Mártires 2020

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