Utuado: En defensa del patrimonio nacional

 

CLARIDAD

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El secretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), licenciado Rafael Machargo Maldonado, continúa con una política cuyas acciones ponen en entredicho si más que proteger los recursos naturales van dirigidas a destruirlos. Lo más reciente es la pretensión de municipalizar la Reserva Forestal Bosque Río Abajo, la parte que pertenece al municipio de Utuado, para la explotación de maderas y el desarrollo de un parque temático en el Centro Ceremonial Indígena de Caguana.

La voz de alerta sobre estas dos propuestas fue dada por la legisladora Mariana Nogales Molinelli. “Esta es la continuación de la política del secretario Machargo de ignorar sus deberes constitucionales y continuar destruyendo y enajenando nuestros recursos naturales. Vamos a darle seguimiento a las propuestas que escuchamos hoy para ofrecer la información que el DRNA y Fortaleza le están negando al público y vamos a prepararnos para defender nuestro patrimonio”, afirmó la legisladora, quien afirmó que Machargo Maldonado debe ser destituido de su puesto como secretario del DRNA.

La legisladora denunció que ambos asuntos fueron discutidos en una reunión celebrada en el recinto de Utuado de la Universidad de Puerto Rico, a la cual asistieron el secretario del DRNA; el gobernador, Pedro Pierluisi Urrutia; el alcalde de Utuado, Jorge Pérez Heredia, y otros seis legisladores, tanto del Partido Nuevo Progresista (PNP) como del Partido Popular Democrático (PPD).

Ambas propuestas, la municipalización y explotación del bosque, así como la del parque temático, provienen del alcalde Pérez Heredia, quien es miembro del PNP.

¿Es posible una industria maderera en Puerto Rico en ese bosque?

CLARIDAD entrevistó al dasónomo Edgardo González sobre la viabilidad o no de una actividad maderera en Puerto Rico, en particular en el bosque Río Abajo.

“Hay que definir industria, porque en ese bosque se sacó madera en la escala de Puerto Rico, un por ciento pequeño si lo comparamos con otros lugares donde se produce madera”, fue su primera reacción.

González, quien fue el director del Negociado del Servicio Forestal del DRNA hasta el 2009, puntualizó que se pueden establecer criterios para utilizar esos árboles. Una industria de madera basada en un solo bosque es muy ambiciosa y es no conocer lo que envuelve esa alternativa. Narró que en el caso particular del bosque Río Abajo, entre finales de los años 70 y los 80, se estableció una variedad de plantaciones de pino hondureño, con la intención de que se pudiera manejar para producir madera y fortalecer la alternativa de una industria de madera asociada a la escala de la isla. Hizo hincapié en el concepto de escala de Puerto Rico, destacando que uno de los problemas de una industria maderera es la competencia y que, en el caso de Puerto Rico, las importaciones son tantas que competir con este tipo de estrategia es sumamente difícil.

“Esa estrategia se cayó porque salía más barato comprar el pino cepillado en la ferretería, que el costo de producción. Así que esa es una de las cosas, que la gente que produce madera tiene relación con la parte económica”.

Explicó que el bosque tuvo un aserradero que funcionó por muchos años y que las plantaciones se manejaron con criterios de cuántos y de dónde se podría extraer. Esos patrones se seguían con asesoría del Instituto de Dasonomía Tropical. Para que se tenga una idea de la dimensión de una explotación forestal describió que los forestales hablan de lo que es un pie tablar, que es un cuadrado de 12 x12 de una pulgada de grueso.

En el bosque Río Abajo se llegó a producir, en sus mejores momentos, cerca de 40 a 50 mil pies tablares anuales. Subrayó que en el manejo de un bosque se extrae madera cuando se tiene una alternativa económica viable y cuando es menos impactante para el bosque en las épocas más secas. Fue a base de esos criterios que en río Abajo se llevó a cabo el proyecto demostrativo, aunque hubo otros bosques que también aportaron a la producción de madera, como Toro Negro, Maricao y Guilarte.

González indicó que muchas de las siembras que se hicieron en Río Abajo fue con la visión de ofrecer una alternativa de estrategia económica maderera a escala de Puerto Rico; pero aclaró que hay otros criterios que pueden ir por encima de esa actividad, como lo es mantener el recurso del agua para la población. Por ello hay que ver dónde se puede y dónde se debe mantener el recurso del bosque para a su vez proteger el recurso del agua.

En esa línea, precisó que si la intención es utilizar el bosque en un proceso demostrativo, eso es posible siempre y cuando exista alguna especie en particular que no se encuentre en otros lugares. En el caso de Río Abajo, las plantaciones principales que se sembraron fueron teca, caoba y el majo, que es una especie nativa de Jamaica. Trajo a la atención que sobre el 80% de los terrenos que tienen bosques en Puerto Rico son privados.

Para concluir, González advirtió que una industria maderera en Puerto Rico centrada en un bosque sería un error, a menos que esta sea subvencionada. Añadió que esa no debe ser la idea porque el manejo forestal tiene una visión sostenible. “Es la primera disciplina que trabaja más en el desarrollo sostenible, porque si no se siembra para que vuelvan a crecer, sin un sistema de rotación efectivo, te quedas sin negocio”.

Los bosques en la isla, tanto Río Abajo como el resto en manos del Estado, se sembraron entre las décadas del 40 y 50 del siglo pasado.

La violación de un santuario arqueológico

La segunda propuesta del alcalde de Utuado resulta igual de desatinada. En entrevista, el doctor en arqueología Reniel Rodríguez Ramos denunció en tono enfático que el planteamiento de hacer un parque temático en el Centro Ceremonial Indígena de Caguana surge del desconocimiento, que es uno de los grandes problemas que hay en las propuestas de municipalización de ese sitio arqueológico tan importante.

“Caguana es ante todo un yacimiento arqueológico, posiblemente el más reconocido en todo el Caribe antillano. Eso tiene unas implicaciones bastante claras en términos de qué tipo de cosas se pueden hacer en ese espacio. No tengo ni idea de a qué se refiere el alcalde con el asunto de un parque temático”.

El profesor del recinto de Utuado de la UPR reclamó que hay que respetar Caguana como un espacio que fue uno sagrado para las sociedades indígenas. “Ahí uno no puede ir a convertir a Caguana en un Disney, porque ese no fue el tipo de espacio que contemplaron las sociedades indígenas”. Comentó que entiende que las ideas del alcalde son debido a que no ha recibido asesoramiento de arqueólogos que le puedan hablar de lo que puede y no puede hacerse en este tipo de espacios.

“Los yacimientos arqueológicos no son parques de pelota. Son sitios que requieren un manejo adecuado y que son regidos por la Ley 112 para la protección del patrimonio terrestre, que implica que en un sitio como este jamás se puede hacer ningún tipo de intervención sin haber hecho las consultas debidas antes de proceder”.

Expuso que por regla general los lugares arqueológicos se mantienen en su carácter original debido a que son recursos no renovables. Es decir, que una vez se impactan no se pueden regresar a su estado original. Por eso, la recomendación que se da desde el campo de la arqueología es que se intervenga en esos sitios lo menos posible porque el propósito es conservar el lugar para las futuras generaciones. “Propuestas como estas, que vienen sin ningún tipo de peritaje asociado a ellas, son verdaderamente preocupantes”, expresó.

De hecho, Rodríguez Ramos, quien es el único profesor de arqueología en el recinto de Utuado donde se llevó a cabo la reunión, confirmó que ni él ni el resto de la facultad tuvieron ningún tipo de información respecto a su celebración.

Reveló, además, que el alcalde ya le había hecho una propuesta al Instituto de Cultura (ICP) para que le cediera la titularidad de Caguana, lo cual advirtió sería un desastre total. “Caguana   no es patrimonio del pueblo de Utuado, Caguana es patrimonio del pueblo de Puerto Rico, y la experiencia cuando se municipalizan los recursos arqueológicos no es la más positiva. A veces los municipios no cuentan con arqueólogos en la plantilla de sus trabajadores”. Ante la pretensión del alcalde, Rodríguez Ramos le escribió una carta al Director Ejecutivo del ICP expresando su oposición. La respuesta del ejecutivo del ICP fue que la agencia no contemplaba dicha acción.

Mientras, Rodríguez Ramos, quien es también de Utuado, expresó que el pueblo está ajeno a las intenciones del alcalde, tanto en lo que respecta al bosque como al parque ceremonial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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