Venezuela ante la agresión imperialista

 

CLARIDAD

ccotto@clarridadpuertorico.com

El dramático bloqueo impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, en especial en estos últimos tres años, no impidió que en las elecciones del pasado mes de noviembre el pueblo venezolano ratificara su Revolución Bolivariana, representada en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV. La Revolución Bolivariana ganó 19 de las 23 gobernaciones del país, 2/3 partes de las alcaldías, es decir 205 de 335 alcaldías, incluyendo la de la capital Caracas.

El triunfo hay que verlo en el contexto de la exposición Venezuela ante la Agresión Imperialista, ofrecida por el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional y miembro de la dirección nacional del PSUV, el diputado Jesús Faría Tortosa. La conferencia se presentó a distancia desde Venezuela a Puerto Rico, el 8 de diciembre, en el local de la UIA, y fue auspiciada por el Comité de Solidaridad con Cuba de Puerto Rico (CSC), el Movimiento Solidario Sindical (MSS) y la Red de Solidaridad con Venezuela (RSV).

Las acciones de interferencia por el imperialismo yanqui, describió el diputado, tanto a Venezuela como a otros países latinoamericanos y caribeños se han dado a lo largo de los últimos 120 años, pero nunca habían visto una agresión de esta naturaleza tan dramática. En especial, en los últimos tres años, la escalada ha sido una sin igual por su impacto destructivo.

En estos tres años han ocurrido dos intentos de golpes de Estado, un intento de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro y un plan para colocar mercenarios a lo largo de las costas venezolanas. Este último, narró Farías Tortosa, fue derrotado, además de por sus fuerzas militares, por pescadores que se pusieron al frente de la operación. “Todo esto se ha concentrado en el periodo de 2019, 2020 a 2021; pero anterior, se venían desarrollando campañas y estrategias de desestabilización, de violencia, de agresión en contra de nuestro país”. Estas agresiones políticas han tenido, en unos casos, la participación y apoyo de países europeos y de la región.

Pero en cuanto al bloqueo económico, denunció que este se ha venido tejiendo a partir de un número de sanciones de manera abusiva y criminal por su impacto en la población. Las sanciones establecidas por el gobierno de EE. UU. contra Venezuela le impiden, en primer lugar, desarrollar las actividades normales de un país petrolero que depende de las divisas que le deja el petróleo. Ese ha sido el sector que ha resultado más afectado por el estrangulamiento económico. En este momento, Venezuela carece de mercados que le compren su crudo y sus derivados, en particular, ya no pueden colocar sus productos en EE. UU.

Incluso, hasta China y Rusia han dejado de comprarle petróleo a Venezuela debido a las amenazas de EE. UU. Solo Irán, quien lleva más de 40 años sancionado por EE. UU., desafía las sanciones. Venezuela tampoco tiene forma de acceder a la tecnología ni a los insumos para poder mantener su industria petrolera. Todos los suplidores de tecnología les han cerrado las puertas por las amenazas de EE. UU. Más aun, el Departamento del Tesoro de EE. UU. despojó a Venezuela de uno de sus principales activos en el exterior, la empresa Citgo, valorada en $10 mil millones y localizada en el sur de ese país.

El presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional precisó que como resultado de esta situación, la producción petrolera se ha desplomado debido a que no tienen posibilidad de vender y producir las divisas necesarias para desarrollar la industria petrolera. Es decir, no tienen la posibilidad de utilizar el sistema bancario internacional para la compra y venta de insumos que son necesarios para esa industria. El economista reconoció que la producción del crudo genera el 95 % de las divisas que entran al país —lo que significa que es una economía sumamente dependiente— y además produce el 70 % de todos los ingresos que obtiene el Estado. El desplome de la industria petrolera ha provocado un desplome total del aparato productivo, admitió.

Al respecto, expuso que previo a este desplome, los ingresos anuales del país por concepto de la exportación petrolera oscilaban entre $40 mil y $35 mil millones y tuvieron un pico de $30 mil millones a comienzo de este siglo XXI. El año pasado, de esos $40 a $30 mil millones, se contrajo a menos de mil millones de dólares: “Una situación dramática para desarrollar las políticas económicas y sociales que necesitamos”.

En el 2017, cuando se iniciaron las sanciones, la producción se ubicó en 2 millones de barriles diarios y se llegaron a producir menos de 100 mil barriles diarios. En la actualidad, la producción ha recuperado y está llegando a un millón, que es la mitad de lo que había antes de las sanciones en septiembre de 2017.

Farías prosiguió con que todos los sectores de la economía están afectados; eso incluye el Banco Central de Venezuela. Al principal banco comercial del Estado, le tienen secuestrados más de $3 mil millones de dólares en bonos de título y en efectivo. Hay otros más de $6,500 millones colocados en el exterior que fueron confiscados por EE. UU. En una acción más reciente, Estados Unidos, que es el único país con poder de veto en el Fondo Monetario Internacional (FMI), se niega a que se le entregue a Venezuela la cantidad de $5,100 millones que le corresponden para atender la pandemia del coronavirus.

“Se pueden imaginar que cuando las bases materiales de la sociedad, la producción de bienes y servicios, se desploma, por supuesto, que esto afecta a toda la sociedad, empezando por las condiciones de vida de nuestro pueblo”.

Es evidente que la lógica del plan consistía en crear una crisis económica de tal magnitud que llevara al pueblo a la ingobernabilidad del país y que a partir de ese momento se pudiera promover una insurrección con participación incluso de componentes de las fuerzas armadas compradas por la embajada yanqui, aseguró. Al momento, ya no hay embajada yanqui en Venezuela.

El miembro de la dirección nacional del PSUV indicó que el plan contemplaba hasta una intervención militar si hubiese sido necesario, lo que nunca fue descartado por el Gobierno de Donald Trump. No obstante, resaltó que todas estas agresiones, en cualquiera de sus modalidades, sobre todo las de uso más reciente, que es la contratación de mercenarios que han llevado acciones en contra de la estabilidad de la nación y en contra de la vida de los principales dirigentes de la revolución, son acciones que no se han podido realizar de manera plena, precisamente, “por la fuerza, por la fortaleza de la revolución bolivariana, en especial, por la unión cívico militar”.

En términos políticos, afirmó que el país tiene a un presidente sólidamente establecido al frente del Estado, con poderes públicos establecidos que actúan acorde con la ley y que actúan en función de los intereses de la patria, así como un partido revolucionario al frente de la vanguardia del proceso revolucionario:”Tenemos una estabilidad política muy importante”. Mientras, los partidos políticos plegados al intervencionismo y a la influencia yanqui se encuentran en una condición de división, de repliegue de sus fuerzas y en su peor situación a lo largo de los últimos 20 años.

Para recalcar la importancia de esa solidez política, trajo a la atención que en los últimos seis a siete años el producto nacional (PIB) se contrajo en más de un 60 %, producto de la guerra económica desatada en el 2019. La inflación llegó a un 180 mil % como resultado del desplome de los ingresos, lo que provocó una incapacidad de poder atender las necesidades de la población. Aun con toda esa inestabilidad, la consolidación de las fuerzas revolucionarias les dio una derrota contundente y estrepitosa a los partidos opositores en estas elecciones.

Sobre el plano diplomático internacional, Farías Tortosa se expresó confiado en que habrá cambios en la alianza construida por Estados Unidos contra Venezuela. En América Latina, en la práctica, todos los países que estaban alineados con la política de agresión contra Venezuela, el Grupo de Lima, han venido asumiendo condiciones de gobierno de fuerzas progresistas y espera que siga ocurriendo con las elecciones en Chile en el año entrante, en Colombia y en Brasil, en los cuales hay altísimas probabilidades de triunfo de las fuerzas de izquierda La Unión Europea, la cual incluso estuvo aplicando sanciones en estos momentos, ya no reconoce al golpista Juan Guaidó como presidente. Apuntó que tras la observación de las elecciones ya no hay ningún pretexto para no validar el proceso.

El presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional de Venezuela destacó la solidaridad de los pueblos hermanos ante el triunfo en las elecciones, incluida la recibida de Puerto Rico, de Sur África, Vietnam, Cuba, Nicaragua y Bolivia, entre otros. “Ha sido un año muy difícil, muy adverso muy complejo”, admitió. Reconoce que en el ámbito social han quedado profundas grietas que ahora tendrán que atender. “Tenemos que la enorme responsabilidad de asumir la tarea económica de tal manera que podamos consolidar la productiva, la estabilidad macroeconómica, incluyendo el tema de los precios, el financiero, y todo esto con el fin de corregir las pobres condiciones de vida de nuestro pueblo, muy golpeadas por el imperialismo norteamericano. Y eso lo tenemos que hacer ya, aun contra el deseo imperialista”.

Artículo anteriorMirada al País: Un mundo raro
Artículo siguienteEditorial:La empecinada nación puertorriqueña