Zonas afectadas de las que no se habla

Por Giancarlo Vázquez López / CLARIDAD 

gvazquez@claridadpuertorico.com 

Joaquín Álvarez Acevedo es agricultor, agrónomo y cooperador del Centro de Apoyo Mutuo de Utuado. Como parte de este trabajo voluntario que hace en ese municipio ha tenido la oportunidad de visitar muchos de los barrios afectados por los temblores y conocer personas que lo perdieron todo.

Las cifras ofrecidas en los medios sobre las casas afectadas por el terremoto, al menos en Utuado, pueden considerarse preliminares, considerando la capacidad del municipio para llegar a los lugares más remotos del tercer municipio más grande de la Isla y preguntar casa por casa sobre el estado de la infraestructura. 

“Eventualmente, después que se dan esos números, yo no creo que vayan a seguir añadiendo a la lista”, señaló Álvarez Acevedo. 

Se comenta en la Ciudad del Viví que uno de los barrios más afectados fue Paso Palmas, que hace frontera con el municipio de Jayuya. Sin embargo, hay áreas en el pueblo que también fueron afectadas. Zonas marginadas de las que no se habla, como Judea, La Granja, Cuba, por ejemplo.

Álvarez Acevedo criticó que las ayudas siempre van a los lugares más comunes. A barrios que están más expuestos, como Sabana Grande, donde hubo mucho daño, pero “hay mucha gente con trabajo, por no decir de dinero”. 

Argumentó que lo que está haciendo el municipio —más allá de la emergencia— es para que la gente se vaya y que en general los municipios están aportando al despoblamiento de Puerto Rico.

“Ninguno de los que trabaja para los municipios, inclusive ni la Oficina para el Manejo de Emergencias, está capacitado para trabajar con estos problemas que están surgiendo. Sabemos que la mayoría de las personas que trabajan ahí son empleados de confianza, por no decir batatas políticas. No tienen el interés, muchas de estas personas ni conocen Utuado mismo. Entonces, ¿cómo podemos pensar que están haciendo un trabajo adecuado cuando el alcalde parece un comediante o alguien de la farándula? Alguien que no presenta serenidad, ni un respeto hacia la población; no se ve por las calles preocupado”, abundó.

La culpa siempre es del Gobierno central. Esa es la excusa de siempre o como decimos ahora los milenarios “la vieja confiable”. Por esto Álvarez Acevedo recomendó que teniendo un municipio a cargo, el alcalde debiera conocer lo que es la autogestión y tratar de promover la organización de comunidades.

“La orientación va dirigida a otras facetas, que no es promover que el pueblo crezca. No hay nada nuevo desde hace 10 años que uno piense que está aportando a que la gente tenga más amor por su pueblo. Hace 10 años no hay ningún deporte recreativo para los niños. El tenis de mesa existe porque hay campeonas a nivel mundial, si no fuera por eso, tampoco existiría. Vemos que no hay ningún interés de retener la población joven en Utuado”, expresó.

Los terremotos fueron el 6 y el 7 y hasta ahora el municipio no ha presentado un plan para el manejo de catástrofes. Ni se habla de eso. 

Centro de Apoyo Mutuo de Utuado (CAMU)

El CAMU se formó después del huracán María en respuesta a la mala organización gubernamental y a partir de la convicción de que la autogestión y el empoderamiento de las comunidades “es lo más que hace que nosotros como pueblo podamos seguir hacia adelante”.

Su misión —explicó Álvarez Acevedo— no es meramente entregar suministros, sino crear una empatía por el pueblo.  También promover que las comunidades se empoderen y se conozcan. El huracán María hizo que muchas comunidades se empezaran a unir, pero una vez se resolvieron los problemas cada cual volvió a meterse en su nicho.

“Nuestra misión es que se organicen, no a través de nosotros, sino a través de ellos mismos. Nosotros lo que podemos hacer es ayudar en cuestión de aportar a necesidades, como talleres, buscar expertos en los problemas identificados por la comunidad y/o presentar posibles alternativas a base de lo que la comunidad ofrece. No somos una organización que vamos a resolver los problemas y nos vamos, lo que queremos es que confraternicen y entre ellos puedan llegar a sus propias soluciones y, si no, cómo podemos aportar a las soluciones de ellos”.

A partir de la experiencia con el huracán y ahora con los temblores, en el CAMU coinciden en que la única forma de levantar las crisis es cuando el pueblo sabe qué hacer. Álvarez Acevedo expuso que en el caso de los temblores, “hasta ahora es que se empieza otra vez a promover qué se debe hacer en caso de terremotos”. Sin embargo, esa información no ha sido accesible a las diferentes comunidades. 

Relató que en esta ocasión han visto que han sido las mismas comunidades afectadas durante los terremotos las que han ido a buscar las organizaciones por su propio interés. Se han preocupado ellos de buscar la manera de conseguir orientación de qué hacer en caso de un temblor, de cómo se van a manejar en situaciones. 

La temporada de lluvia puede hacer los terrenos más susceptibles a deslizamientos. Si llueve los terrenos se saturan, pero en la medida que sigue lloviendo más saturado está el terreno y es más propenso ha derrumbes. Eso sin hablar de los movimientos de tierra. 

“Después del huracán María todavía hay carreteras que están a punto de caerse. Fue un huracán que promovía agua. Ahora estos son movimientos de tierra que lo más seguro va a hacer inaccesible la mayoría de las vías públicas de Utuado, que muchas están dañadas y no son seguras para los utuadeños”.

Por otra parte, señaló que en los campos, la mayoría de los que se fueron eran agricultores, porque las fincas fueron devastadas. De momento no hay mano de obra, ni incentivos a la agricultura. “Así perdemos la posibilidad de tener más alimento en nuestro país”.

“Aquí pueden llegar muchas ayudas, pero no llegan a donde tienen que llegar, sino que llegan a los menos necesitados. Podemos decir que la gente que se queda en Puerto Rico es porque aman tanto a su país que prefieren seguir luchando porque entienden que aquí es que se debe luchar y no irse a otro lugar a conseguir trabajo”.

Otro problema grave es el desempleo. Aparte de la fábrica de telas, la Universidad de Puerto Rico, el municipio, las oficinas de gobierno, supermercados o restaurantes, las posibilidades de empleo para jóvenes profesionales son limitadas. 

“No hay ni recreación para los niños. Poca drogadicción y pocos problemas sociales hay para no haber nada”.

En lo que respecta al tema de la recreación para niños señaló que no hay ni una escuela de arte, no hay clases de música, no hay ningún taller cultural que promueva el empoderamiento de los utuadeños. No hay ligas infantiles de ningún tipo de deporte. 

Está el turismo interno, pero esa industria está desarrollada principalmente para la gente que no es de Utuado. Además, quienes aprovechan de esa industria tampoco son de Utuado “porque la gente de aquí no tiene el capital para invertir en eso”.

“Todo eso es lo que me hace pensar que la administración, no importa cuál sea, viene a seguir ese proceso de desarticular y despoblar Utuado”.

Actualmente, en Utuado se va la luz constantemente. Algo que no debería de pasar en un municipio donde hay dos hidroeléctricas; pero claro, el pueblo no tiene potestad sobre estos bienes.

“Quedan tantas cosas que no se han hecho. Los que se han preparado lo han hecho por interés propio. Todavía hay pánico porque la gente no tiene esa consciencia sísmica. Te lo digo porque he visitado áreas donde todavía no han llegado a inspeccionar y las inspecciones oculares son un poco desconfiadas y hasta vanas”.

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